Los procesos de innovación ocupan cada día un lugar más importante al interior de las organizaciones, acorde con los cambios que demanda del entorno y de las necesidades que poco a poco van surgiendo. De acuerdo con el más reciente Ranking de innovación empresarial, realizado por la Andi, durante el 2021 el 72,3 % de las empresas invirtieron más en ciencia, tecnología e innovación, en comparación con el 2020; es decir, 7 de cada 10 compañías en Colombia reconocen la importancia de innovar y, por lo tanto, destinaron un mayor número de recursos para este fin.
Sin embargo, la inversión debe estar en sinergia con el fortalecimiento del pensamiento innovador en el capital humano; no hay una herramienta mágica, sino que hay muchas personas mágicas, que, si no hay herramientas, se las inventan para poder innovar.
En ese sentido, el pensamiento innovador orienta la capacidad del ser humano para crear valor, y lo anterior implica que haya una intención de por medio que motive a generar un aporte para la sociedad; la innovación no es el fin, sino el camino para lograr un cambio.
Hay tres factores que contribuyen a que las iniciativas de innovación tengan el resultado esperado. El primero es la disciplina, ser constante y definir un método. El tiempo que tenemos son 24 horas al día, de nosotros depende si lo distribuimos todo para hacer el hoy, o si por el contrario disponemos unas horas para construir el mañana; si escogemos la segunda opción, necesitaríamos saber cuáles son los ladrillos que se requieren y establecer el paso a paso para que la estructura nos quede sólida y fuerte.
El segundo factor es la capacitación para el fortalecimiento de habilidades y capacidades que permitan estar a la vanguardia de lo que demanda el día a día; y, por último, quien innova debe ser resiliente, debido a que los resultados exitosos seguramente no surgen al primer intento, por lo tanto, hay que volver a empezar con la misma disciplina, el mismo rigor y disfrute.
¿Por qué es importante que las empresas trabajen en el pensamiento innovador de sus colaboradores?
La disciplina, la formación constante y el no desistir son herramientas que potencian el pensamiento innovador para que las empresas no sean inertes, sino dinámicas en un mundo que, en sí mismo, hace que la autocrítica, la autorreflexión y el mejoramiento continuo sean un imperativo.
Las empresas deben cuestionar a menudo las formas en que trabajan; no podemos ser los mismos siempre y por eso hay que aprender a desaprender, estar en permanente cambio, pero con un fin, buscando ser un referente de innovación. No es cambiar por cambiar; la transformación debe estar ligada a las técnicas de observación, vigilantes todo el tiempo de las tendencias, de las novedades, los nuevos modelos de servicios, etc. Ser humildes para reconocerlo está bien, pero también se debe reconocer lo que se puede hacer mejor.
A continuación, cinco claves o recomendaciones para que las empresas instauren y fortalezcan el pensamiento innovador entre sus equipos y colaboradores:
Por último, se recomienda hacer seguimiento de los resultados, es decir, definir indicadores de medición para determinar si las actividades y la inversión de recursos están orientados al propósito innovador que se quiere alcanzar. Esto permite tomar decisiones de forma oportuna, bien sea continuar con lo implementado o hacer ajustes para asegurar que el método realmente permita generar iniciativas innovadoras que marquen la diferencia.
Luisa Salazar
Gerente de Innovación y Transformación Digital de Compensar