El cierre contable no es solo una tarea de fin de año, sino un proceso que exige planeación, atención a los detalles y cumplimiento normativo; una preparación adecuada asegura la fidelidad de los estados financieros y refuerza tanto la credibilidad como la confianza en la información empresarial.
En esta conferencia, Sandra Fetecua, contadora pública, maestrante en Contabilidad Internacional y de Gestión, explica cómo prepararse adecuadamente para un cierre contable efectivo.
Encuentra aquí los detalles:
El punto de partida para lograr un cierre contable exitoso es la revisión de las políticas contables. Estas representan el conjunto de reglas que una empresa adopta para registrar y presentar transacciones financieras. Es fundamental que dichas políticas se mantengan actualizadas y alineadas con las enmiendas a las Normas Internacionales de Información Financiera–NIIF–, de manera que la información financiera refleje fielmente la realidad económica de la empresa y sea útil para la toma de decisiones.
Esto implica que las empresas deben evaluar de manera continua el cumplimiento de estas políticas y realizar los ajustes necesarios para asegurar consistencia y comparabilidad en los estados financieros.
El cierre contable requiere un proceso riguroso de conciliación de saldos y depuración de cuentas que no debería limitarse a los meses finales del año, sino que debería ser una práctica mensual para evitar acumulaciones y asegurar cifras consistentes. Por ejemplo, en el caso de las conciliaciones bancarias es fundamental eliminar partidas pendientes de años anteriores porque estas afectan directamente la gestión de flujo de caja.
Además, las consignaciones sin identificar deben ser tratadas de manera adecuada, evitando clasificarlas erróneamente como pasivos y gestionarlas oportunamente, garantizando la transparencia financiera.
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Evaluación de negocio y gestión de cobros
Un elemento clave del cierre contable es la evaluación de la hipótesis de negocio en marcha, la cual determina si la empresa puede continuar operando en el futuro previsible; este proceso adquirió mayor relevancia tras la pandemia debido a los significativos desafíos enfrentados por muchas compañías. Su no aplicación obliga a abandonar el marco de las NIIF para adoptar el de empresas en liquidación, considerando además que una evaluación adecuada incluye los hechos posteriores al cierre mediante el análisis de eventos que puedan requerir ajustes en los estados financieros.
Preguntas clave para la evaluación:
Por su parte, las cuentas por cobrar son activos críticos que requieren conciliación, medición adecuada y evaluación de deterioro de valor, por lo que la implementación del modelo de pérdidas esperadas bajo la NIIF 9 permite anticiparse a posibles incumplimientos de los clientes al clasificar las cuentas en fases según su riesgo crediticio, lo cual no solo ayuda a representar de manera realista los riesgos financieros, sino que también facilita la auditoría y mejora la calidad de la información presentada en los estados financieros.
Gestión de inventarios y activos fijos
La correcta medición inicial de los inventarios es esencial para evitar discrepancias contables y fiscales, ya que elementos como los costos administrativos generales no deben capitalizarse al inventario si no contribuyen directamente a su valor. Además, la medición posterior debe incluir el análisis del valor neto realizable, lo que implica ajustar los costos en caso de que este sea menor, garantizando así una representación precisa de los inventarios.
Consideraciones clave:
Respecto a las propiedades, planta y equipo, suelen ser partidas significativas en los estados financieros, por lo que su correcta medición inicial y posterior es crucial, lo cual implica definir claramente qué costos son directamente atribuibles al activo y establecer vidas útiles realistas que reflejen su uso en la operación; por su parte, la evaluación del deterioro de valor debe realizarse al menos al cierre del ejercicio, documentando cada paso del proceso para garantizar la auditabilidad.
Gestión integral de propiedades de inversión, activos intangibles y pasivos estimados
Las propiedades de inversión pueden medirse bajo el modelo de costo o de valor razonable, puesto que el modelo de valor razonable refleja directamente las variaciones en el estado de resultados, lo que puede generar distorsiones significativas en la utilidad neta y, por ende, en la distribución de dividendos; por lo tanto, la elección del modelo debe alinearse con las expectativas estratégicas de la empresa y su sector económico.
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Por otro lado, la gestión de activos intangibles debe incluir una diferenciación clara entre las fases de investigación y desarrollo, evaluando cuidadosamente los costos capitalizables, mientras que los pasivos estimados deben basarse en los mejores supuestos disponibles y cumplir con los criterios establecidos por las NIIF, asegurando una representación fiel de las obligaciones empresariales.
El cierre contable es un proceso continuo que demanda revisiones mensuales, conciliaciones permanentes y un cumplimiento normativo constante, lo cual no solo aligera la carga al final del año, sino que también contribuye a mejorar la calidad de los estados financieros. Esto fortalece la confianza en la información presentada e involucra a todas las áreas de la organización en este proceso, garantizando que cada ajuste y conciliación refleje fielmente la realidad de la empresa.
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El éxito en el cierre contable no depende únicamente de las tareas técnicas, sino también de una adecuada estrategia, colaboración y profesionalismo en su ejecución, ya que este proceso se presenta como una oportunidad clave para fortalecer las prácticas contables y garantizar que los estados financieros logren cumplir su objetivo principal, que es reflejar de manera fiel y transparente la situación financiera de la empresa, lo que permite una mejor toma de decisiones por parte de la gerencia y otros interesados, como inversionistas y autoridades fiscales.
Un cierre contable bien ejecutado contribuye a la optimización de recursos, la mejora continua en los procesos internos y el cumplimiento de los plazos establecidos, lo que a su vez refuerza la imagen y la reputación de la empresa ante los diferentes actores del mercado, asegurando su estabilidad y crecimiento a largo plazo.
Sandra Fetecua
Es contadora pública, maestrante en Contabilidad Internacional y de Gestión, especialista en Política y Legislación Tributaria, certificada en Normas Internacionales de Información Financiera por el Instituto de Contadores Públicos de Inglaterra y Gales. Tiene más de 25 años de experiencia en el área contable y es gerente de servicios contables en Postobón.
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Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
