Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
David Bardey no descartaría, en una modificación a la reforma tributaria, el uso de exenciones y tasas de tributación diferentes entre sectores si se justifican desde una óptica de política industrial.
Se pregunta: ¿dónde están los incentivos para el desarrollo económico del país en esta reforma tributaria?
En el blog Foco Económico, David Bardey, economista de la Université Besançon, de Francia, y profesor de la Universidad de los Andes, analiza en su Reforma tributaria, equidad y ¿crecimiento? algunos puntos propuestos por el proyecto de reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro.
Sobre la eliminación de las exenciones y de la mayor uniformización de las tasas de tributación de las empresas según sus actividades, Bardey coincide con la posición del Gobierno. Muchas de las exenciones que los Gobiernos anteriores han acordado no se justifican y podrían suprimirse sin ninguna consecuencia para el crecimiento de los sectores.
Yo no descartaría este instrumento tributario para desarrollar una política industrial en la cual el Estado colombiano escoja, como hacen todos los países desarrollados, los sectores que tienen vocaciones a exportar para empujarlos y acompañarlos en la competencia global que enfrentan.
En el documento se indica que la alternativa a las exenciones es uniformizar la tasa que pagan todas las empresas independientemente de sus sectores, para luego otorgar subsidios tomando este recaudo para empujar algunos sectores.
Reconozco que este esquema sería más transparente porque las transferencias serían explicitas, pero es también mucho más ineficiente si uno toma en cuenta todas las ineficiencias que hay en Colombia, como en muchos países en desarrollo, al nivel del proceso de recaudo.
Por ende, si el Gobierno quiere desarrollar una política industrial para salir del extractivismo como lo ha dicho en varias ocasiones el presidente Petro, se requiere tener una reforma tributaria que incluya estas consideraciones de política industrial, dado que estas se implementan también pensando en el diseño del sistema tributario.
Esta política industrial se puede hacer también con parte del recaudo que se alcanzará, pero el ministro Ocampo se quedó silencioso en este aspecto, y, como lo dije, recaudar dinero que se evapora antes de redistribuirlo, puede resultar ineficiente. Por eso, no descartaría a priori el uso de exenciones y de tasas de tributación diferentes entre sectores si se justifican desde una óptica de política industrial.
Para este profesor de Economía de la Universidad de los Andes, esta reforma tributaria parece inscribirse en la lógica de que el recaudo tiene como propósito tranquilizar los mercados y garantizar la estabilidad macroeconómica, así como poder financiar políticas sociales.
Sin embargo, queda una pregunta en el ambiente: ¿dónde están los incentivos para el desarrollo económico del país en esta reforma tributaria?
La tributación, según Thomas Piketty, es algo básico, pues consiste en alcanzar una repartición más igualitaria de la torta, lo que me parece totalmente deseable, pero entrando muy poco en la consideración crucial del tamaño de la torta que se busca repartir.
Para un país como Colombia, la clave es tener una reforma tributaria que logre un recaudo y repartir ganancias de forma equitativa, porque «redistribuir de manera más igualitaria una torta chiquita siempre dará resultados socialmente insatisfactorios».
Bardey dice que el ministro Ocampo parece muy consciente de la importancia de una política industrial y de mejorar el funcionamiento del mercado laboral, y que espera que se refleje más en los cambios que vaya presentando el proyecto de reforma tributaria.
Bardey también afirma que otra fuente de preocupación de esta reforma tributaria es que no parece tener en cuenta uno de los principales problemas de Colombia: la informalidad de su mercado laboral.
Difícilmente Colombia podrá encarrillarse en una senda de crecimiento sostenible e incluyente si no formaliza su fuerza laboral. De nuevo, si uno quiere formalizar el mercado laboral, y, de esta manera, romper las trampas de pobreza en las cuales se encuentran los trabajadores informales, esto también se hace a partir del estatuto tributario y de los incentivos subyacentes.
En otras palabras, el diseño del Estatuto Tributario y la formalización de la fuerza laboral no son temas independientes que uno pueda hacer de manera secuencial con una reforma tributaria y, posteriormente, con una reforma laboral.
Para él, la reforma tributaria actual debería incluir ya los incentivos necesarios para la formalización de la fuerza laboral.
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