María Camila Moreno explica que la reforma tributaria toca las zonas francas permanentes, pero no las especiales.
Hay países donde las zonas francas son política de Estado, caso que no aplica para Colombia.
Ningún presidente le da importancia al tema para atraer inversión extranjera.
Uno de los sectores económicos que está evaluando las propuestas planteadas por el proyecto de reforma tributaria presentado por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, es el de las zonas francas.
A través del proyecto se fija un mínimo de exportaciones para empresas ubicadas en zonas francas.
Al respecto, María Camila Moreno, directora ejecutiva de la Asociación de Zonas Francas de las Américas, ve como positivo que el ministro Ocampo esté abierto al diálogo para ver los montos de exportación.
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Moreno explica que la regla de tener que exportar fue modificada cuando Colombia entró a la Organización Mundial de Comercio –OMC–. La entidad indicaba que las zonas francas de exportación tenían que acabarse porque son como una especie de subsidio, un incentivo para las exportaciones, lo que es violatorio en la OMC.
Por lo anterior, se cambió la ley y en estos momentos las zonas francas están exportando y hay otras que se están introduciendo en el territorio aduanero nacional. La ley se cambió para cambiar los compromisos internacionales. Esta sería una primera reflexión frente a lo que ha manifestado el ministro.
Otro punto que explica Moreno es que el proyecto de reforma tributaria habla sobre las zonas francas permanentes, pero no de las especiales, y estas últimas también cuentan, pues son grandes empresas que han invertido millones y han generado empleos formales. «A estas se les debería dar la oportunidad de demostrar que son exportadoras», opina.
Moreno dice que se está hablando de un plan de internacionalización y que es necesario saber su significado, en cuánto tiempo será el plan, entre otras cuestiones, para ver qué tan factible sea que las empresas lo cumplan.
Llevamos 40 años tratando de diversificar nuestras exportaciones y ahora no se va a lograr de un año para otro. Debe hacer una transición.
Recuerda que en los países donde las zonas francas han sido exitosas es porque se ha logrado trabajar en equipo entre ellas y los Gobiernos.
Queremos ver que el Gobierno se abandere de este instrumento y salgan adelante. Las zonas francas no pueden exportar por sí solas sino que necesitan un acompañamiento por parte del Gobierno.
En otros países las zonas francas son política de Estado. Nosotros no hemos visto en ninguno de los anteriores Gobiernos que realmente algún presidente diga que las zonas francas sean política de Estado y así atraer inversión externa.
Moreno dice que en varios países la tarifa del impuesto de renta está al 0 %. El único país donde no existe este incentivo es Argentina, luego viene Colombia con el 20 % y el resto con el 0 %.
El punto, para ella, es que el Ministerio de Comercio y demás entidades gubernamentales cuando vayan a «vender» a Colombia en el exterior para que otras naciones inviertan en nuestro país el tema de las zonas francas puede ser un lunar. «Si con un 20 % es alto, si se le va a incrementar puede llegar a ser complejo», reflexiona.
El más reciente informe de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo revela que a la fecha operan más de 5.400 zonas francas en 147 países del mundo.
Esta cifra creciente se debe, principalmente, a que los países cada vez más utilizan este mecanismo para atraer la inversión extranjera directa, la generación formal de empleos, el fomento a las exportaciones, la transferencia de tecnología y los encadenamientos productivos.
A la fecha, América Latina cuenta con 660 zonas francas, las cuales acogen a más de 10.700 empresas que generan 1.030.000 de empleos formales directos y más de 2 millones de empleos indirectos.
Adicionalmente, las exportaciones desde zonas francas de la región ascienden a los USD 55.700 millones al año, y actualmente en países como Costa Rica el 57 % de las exportaciones se generan desde zonas francas; en Uruguay, el 31 %; en Honduras, el 49 %; y en República Dominicana, el 58 %.
Lo anterior refleja la importancia y la relevancia del instrumento para la región, no solo como un gran generador de inversión y empleo, sino como un eslabón clave para el desarrollo económico y el comercio exterior de los países de la región.