La planeación tributaria es un proceso clave para garantizar el cumplimiento de las obligaciones fiscales de manera eficiente y evitar sanciones, asegurando que tanto las obligaciones sustanciales como formales se cumplan correctamente y minimizando los riesgos.
Sigue leyendo para informarte al respecto.
Quienes se enfrenten al desafío de realizar una planeación tributaria por primera vez podrán abordar el proceso de manera estructurada a través de cuatro fases:
En la primera fase, se debe identificar la estructura jurídica y organizacional de una empresa o las operaciones de un individuo; esto puede derivar, por ejemplo, en la elección de formas jurídicas más adecuadas (como es el caso de elegir entre una sociedad anónima o una sociedad limitada, o cualquier otra figura societaria), la implementación de modelos filiales, etc.
Una vez superada la fase de conocimiento del negocio, es crucial auditar el estado actual de las obligaciones fiscales del contribuyente. Es esencial verificar si se ha cumplido debidamente con todas estas obligaciones, ya que cualquier incumplimiento podría resultar en sanciones. En esta fase nos centraremos a continuación:
En el ámbito fiscal, los contribuyentes deben cumplir con una serie de obligaciones tanto formales como sustanciales. Según el artículo 1 del ET, la obligación tributaria sustancial se refiere al hecho generador del impuesto y al consecuente pago de este, como es el caso de la liquidación y pago del impuesto de renta y complementario. Por otro lado, las obligaciones formales son aquellas que permiten o facilitan el cumplimiento de la obligación sustancial, como es el caso de inscribirse en el RUT.
En el siguiente video, el Dr. Diego Guevara, líder de investigación tributaria de Actualícese, explica las diferencias entre las obligaciones sustanciales y formales. Veamos:
De presentarse incumplimientos en las obligaciones formales y sustanciales, se considera importante analizar las posibles sanciones, además de revisar si hay lugar a estas, considerando los tiempos previstos en la norma para la actuación por parte de la administración tributaria.
Así pues, en esta fase la auditoría sugerida debe validar al menos 5 aspectos clave: