Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Los colombianos se caracterizan por tener una cultura de la inmediatez y programan sus metas en ciclos. Existe la incertidumbre y el temor de que los objetivos se aplacen y por ello no se ahorra. La tranquilidad es el principal destino del ahorro programado, seguido de vivienda, vacaciones y educación.
Un estudio realizado por la Unidad de Investigación de la Cooperativa Financiera Confiar, sobre el ahorro a largo plazo, afirma que unas 1.517 personas (de un total de 1.800 asociadas a esta cooperativa) ahorran actualmente. De esta cifra, el 63 % prefiere ahorrar a 12 meses, seguido de un 19 % a 6 meses, lo que demuestra que los ciclos con los que se programan las personas no solo en el ahorro, sino en las actividades cotidianas que comúnmente son trimestrales, semestrales y anuales, las cuales se relacionan con vacaciones, compras de regalos navideños y útiles escolares.
Según el estudio, “existe una cultura de la inmediatez, tal vez no generalizada para todos los públicos, pero según los resultados obtenidos las personas tienden a programar sus metas cada vez en ciclos más cortos, en algunos casos por incertidumbre o por temor a que sus objetivos sean aplazados”.
Este comportamiento cortoplacista se relaciona con la facilidad de las personas para enfocarse en objetivos cercanos, que sean más tangibles. “Cuando se proyecta el ahorro a corto plazo, la persona funciona mejor y se enfoca mucho más fácil en cumplir con el objetivo, lo que le genera pasión, y nada más motivador que ver los resultados reales con mucha más rapidez. Cuando se inicia el ahorro hay una motivación, porque se quiere algo diferente, algo mejor y se empieza a tener claridad de lo que queremos”, indica el estudio.
En contraste con la poca tendencia de ahorrar a plazos mayores de 12 meses, los encuestados señalaron que la principal motivación para un ahorro programado es estar preparado para el futuro (tranquilidad). En general, la rentabilidad no es el primer atributo que tienen en cuenta a la hora de realizar un ahorro programado. “De ahí la importancia de entender que el ahorrar es una cultura que se aprende a través de la constancia, la tranquilidad y la confianza para generar el hábito”, indica John Edwin Baena, líder de investigaciones de Confiar.
Los resultados demuestran que la tranquilidad es el principal destino que tiene el ahorro programado, seguido de la vivienda, las vacaciones y la educación. Con lo anterior, las personas entienden la importancia de ahorrar para la tranquilidad y tienen la necesidad de sentirse seguras por medio de un respaldo económico o un activo como la vivienda.
Las personas encuestadas aseguraron que estarían dispuestas a realizar un ahorro programado por un período de cinco años en casos como la vejez (666 personas), educación (289 personas), viajes (264 personas) y vivienda (95 personas). “Destacando que para las generaciones X y millennials la prioridad en el ahorro a largo plazo es la vejez, con un promedio de 44 %. Esto evidencia que estas generaciones son conscientes de las posibles reformas en el sistema pensional del país, que traen consigo cada vez menos posibilidades de lograr una pensión por vejez”, dice Baena.
El estudio establece que las principales razones por las que las personas no ahorran son: gastos, bajos ingresos, prioridad en el pago de deudas, inestabilidad laboral, y en general una baja cultura de ahorro.
Las personas encuestadas y que afirmaron no ahorrar coinciden al responder la pregunta sobre la elección hipotética de plazos con aquellas que sí ahorran, situación que demuestra que las personas prefieren ahorrar en plazos de entre 6 y 12 meses. Sin embargo, estos resultados también evidencian que existe la intención de realizar ahorros a más de 24 meses, abriendo la posibilidad de generar nuevas estrategias con destinos y plazos dirigidos.
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