Para Daniel Sarmiento Pavas, el modus operandi que ha llevado el CTCP al elaborar el proyecto de modernización contable no ha sido el indicado.
El Banco Mundial hizo una serie de recomendaciones que no fueron tenidas en cuenta. Eran el paso inicial para corregir las fallas que se tienen.
Daniel Sarmiento Pavas fue uno de los cinco exconsejeros del Consejo Técnico de la Contaduría Pública –CTCP– que recientemente enviaron al ministro de Comercio, Industria y Turismo, un comunicado donde fijan su posición frente al proyecto de modernización contable.
Cabe recordar que el proyecto de ley busca derogar en su totalidad las leyes 145 de 1960 y 43 de 1990, normas que han regido durante más de tres décadas la profesión contable en Colombia.
Para él, el modus operandi que ha llevado el CTCP no ha sido el indicado:
Todo se inició con mesas de discusión en las regiones donde se escucharon propuestas, estas fueron escalando hasta llegar a una gran mesa nacional y ahí se generó un gran documento. Desde mi punto de vista esto no es correcto.
Por lo anterior, el producto final no será y no ha sido del agrado de la mayoría. «Muchos de los contadores públicos que participaron en la discusión seguramente no se sienten representados hoy por hoy», puntualiza.
Explica que la manera de hacer normas técnicas alrededor del mundo es todo lo contrario. El órgano técnico, que para el caso de Colombia sería el CTCP, hace una propuesta, la cual se discute de forma pública, y luego se elaboran las respectivas modificaciones.
La forma como se hizo en Colombia genera el efecto contrario; muchos contadores hoy no se sienten representados con el proyecto que está en manos del Gobierno nacional. Además, fue un proceso desgastante y no está claro para dónde vamos.
Sarmiento Pavas dice que lo que se incluyó como clave para la actualización de la profesión en el Informe ROSC 2022 se desatendió por completo, por parte del CTCP, al momento de pasar la propuesta de modernización.
Ya hay unas recomendaciones que realizó el Banco Mundial, elaboradas por expertos internacionales, que no se deben despreciar. Aquí está la médula, el centro, el paso inicial para corregir las fallas de la profesión y modernizarla.
En conclusión, desde su punto de vista, la propuesta del CTCP no recoge las recomendaciones del Informe ROSC 2022 y las desconoce, lo que es una falla garrafal.
¿Por qué no se tomaron en cuenta estos elementos? Es la gran pregunta. En la práctica todo esto se refleja en que en el proyecto los problemas de fondo no se ven resueltos.
Para él, descuida elementos clave que son básicos para que la profesión se actualice. La cadena de la profesión incluye la formación, la supervisión, la disciplina y sanción, entre otros ítems. En todo esto hay falencias.
Desde su punto de vista, el proyecto presenta una confusión conceptual, ya que se confunde el término de dar fe pública con el de confianza pública, cuando se trata de dos cosas diferentes.
No puedo dar fe pública de algo a lo que no se le puede garantizar certeza y veracidad. Por otra parte, la confianza pública va de la mano con la reputación y experiencia que tiene el profesional contable. Las firmas contables son importantes aquí por todos sus años de experiencia.
Aquí el proyecto origina confusión más que claridad. Además, es tajante al decir que si los contadores públicos no le ponen un tope a todo lo que deben certificar no avanzarán. El contador público no debería dar fe pública sobre asuntos que no tienen nada que ver con la contaduría pública o la información financiera.
Finalmente, Sarmiento Pavas afirma que se debe dar una mayor relevancia y participación a los gremios de la profesión. «Los gremios deberían empoderarse de la profesión. Estos deberían extender los certificados de aptitudes profesionales», opina.
Muchos piensan que con solo tener la tarjeta profesional que expide la JCC es suficiente. No es así. Hay que mirar la forma cómo otros países controlan la actualización y capacitación del contador, por ejemplo, a través de certificaciones.
Los gremios necesitan facultades legales. Se puede hacer. Se deben fortalecer. Hoy no sabemos cuántos tenemos. Hay asociaciones, pero no sabemos cuáles se pueden catalogar como gremios. Eso sí, la disciplina profesional debe ser estatal; es importante que este punto siga.