Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Eliminar tres ceros en los billetes, le daría a las nuevas denominaciones, menores que las actuales, mayor valor transaccional, entendiendo que el poder adquisitivo de cada nuevo billete seria igual al que hoy representan varios billetes. En pocas palabras, si usted lleva un millón de pesos en efectivo, podría tener 20 billetes de 50.000, al eliminar los ceros, necesitaría en el bolsillo un billete de 1.000.
La República publica que la determinación también presentaría otras bondades como la disminución en los costos y el tiempo que requieren para hacer las transacciones en los bancos, en el comercio, en el almacenamiento de datos.
El riesgo de la comisión de errores también disminuiría y se volverá mucho más ágil y eficiente asentar en libros y computadores la contabilidad. Es posible también que mucha gente guarde significativas sumas de dinero, evitando costos en las transacciones bancarias, lo cual llevaría a estos, posiblemente a reducir costos en los servicios al público.
Si el Congreso da luz verde a la propuesta del senador de Antonio Guerra, de Cambio Radical, los actuales billetes serían eliminados paulatinamente. Según él, y como se publica en Terra, “el proyecto busca entre otros beneficios la simplificación en el manejo de las cantidades de la moneda Nacional; en la actualidad las contabilidades son complejas de registrar debido a la cantidad de ceros que se manejan; al suprimir tres ceros al peso actual, se facilitarían los procesos contables para las empresas, el manejo del dinero y las transacciones en general”.
Vale la pena decir que este proyecto no es nuevo ya que el 24 de noviembre del 2000, el gerente del Banco de la República de entonces Miguel Urrutia y el Ministro de Hacienda del momento, Juan Manuel Santos, ratificaron ante la opinión pública Nacional su apoyo a un proyecto similar presentado por el entonces senador, José Jaime Nicholls.
«Hay que tener la debida provisión de moneda, ya que hoy no hay suficiente y esto podría generar problemas. Se hace necesario realizar este cambio con suficiente tiempo para evitar contratiempos, ya que entrarían al mercado monedas de 1, 10 y 20 centavos”: Rodrigo Suescún, viceministro técnico del Ministerio de Hacienda.
«Esta medida no debe tener efectos inflacionarios y la economía del país está en buen momento para adoptarla. Hay que tener en cuenta tres condiciones: que la gente entienda que no se van a reducir sus ingresos; que se va a realizar una campaña educativa para que la gente entienda que no cambia el valor de las cosas, tan solo de la denominación y que en el redondeo las entidades y los comerciantes no se van a aprovechar»: José Darío Uribe, Banco de la República.
«El sector financiero no se opone a la iniciativa, para efectos de carácter nominal es un alivio importante al registrar tres dígitos menos. Es necesario tener en cuenta que este cambio de programación puede disparar el riesgo de cometer errores, así como las quejas y los reclamos. Esta medida no es indispensable, pero a largo plazo si beneficiará los procesos”: Daniel Castellano, representante de Asobancaria.
La República publica que un documento del Banco de la República contiene la estimación de costos del proyecto, que valdría: en campaña educativa 32´000.000.000 de pesos, en reemplazo de monedas 187´678.000.000 de pesos, planchas y materiales de elaboración 1960.000.000 de pesos, lo que arroja un total de 221´638.000.000 de pesos.
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