Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Cristina Fernández afirma que contrario a lo que sucedía a principio de 2019, hay una tendencia más consolidada al alza del desempleo. Para Rosario Córdoba, el comportamiento del mercado laboral limita la generación de empleo. Jairo Santander dice que dicho mercado debe presentar ofertas de calidad.
Según cifras del Dane, en mayo de 2019 el desempleo en Colombia fue de 10,5 %, porcentaje que se ve lejano de frenar, pensando en el 8 % al que aspira el presidente Iván Duque. «Sin lugar a dudas es una situación preocupante que hay que atender, pero no de cualquier manera, y mucho menos con populismo económico, que al final siempre termina perjudicando a quienes supuestamente pretende beneficiar», señala Rosario Córdoba Garcés, presidenta del Consejo Privado de Competitividad.
Cristina Fernández, economista y actual investigadora de Fedesarrollo en temas del mercado informal afirma en entrevista con Actualícese que contrario a lo que sucedía a principio de 2019, los datos muestran una tendencia más consolidada al alza del desempleo.
«Por ejemplo, en el sector de actividades agrícolas, ganaderas y afines se han registrado 397.000 puestos de trabajo menos. Entre marzo y mayo de este año el número de ocupados en el transporte, las actividades inmobiliarias y la industria manufacturera también se redujo», describe Fernández, quien agrega que otra tendencia que se observa es que la reducción en el número de ocupados se concentra en los trabajadores cuenta propia, que en su mayoría parecen haber decidido dejar sus ocupaciones y permanecer como trabajadores inactivos.
Una hipótesis que se tiene desde el punto de vista del Gobierno es que el desempleo en el país ha crecido por culpa de la migración de venezolanos. Al respecto, la investigadora de Fedesarrollo explica que los migrantes, que en su mayoría ingresan al sector informal, ejercen una presión hacia la baja en el salario que reciben los cuenta propia, quienes insatisfechos con sus condiciones laborales prefieren dejar de trabajar, reduciendo simultáneamente la tasa de ocupación y de participación.
«La participación de los migrantes en la población ocupada es todavía marginal y, por lo tanto, este no es el único móvil detrás de los resultados laborales», señala Fernández.
Para Córdoba, más allá de lo que presenten las cifras de los estudios, el actual comportamiento del mercado laboral es la manifestación de los desafíos estructurales que limitan tanto la generación de empleo como la reducción de la informalidad.
Desde su punto de vista es incomprensible que en vez de discutir en el Congreso temas como la flexibilidad del mercado laboral, para ajustarlo a las necesidades de la nueva economía, se insista en la propuesta de crear la prima de la canasta familiar, prima extra para empleados que devenguen hasta tres salarios mínimos. «Una propuesta que al aumentar los costos laborales no salariales tendría, según evidencia empírica, impactos negativos sobre la generación de empleo formal», opina Córdoba.
Jairo Enrique Santander, economista, profesor asistente de la Universidad de Los Andes y miembro del Centro Interdisciplinario de Estudios Sobre Desarrollo –Cider– afirma en entrevista con Actualícese que uno de los principales retos que tiene el Ministerio del Trabajo es velar porque el mercado laboral presente buenas oportunidades de la mano de empleo de calidad.
«Hay que realizar mayores esfuerzos para hacer más atractivo el trabajo formal, tanto para el empresario como para el trabajador. Y esto pasa por muchas aristas, entre las que se encuentra la cultura organizacional de las empresas, sobretodo de las medianas y pequeñas, el trato empleador-empleado, la implementación de prácticas flexibles de trabajo, entre otras, que permitan al trabajador ver el lugar de trabajo y sus labores como dignificantes de su condición de vida», explica Santander.
Rosario Córdoba afirma que el mercado laboral presenta rigideces. El marco que regula las relaciones entre empleadores y trabajadores no responde a la estructura productiva de hoy, ni a los retos de la nueva economía. «Desde su adopción en 1950, el Código Sustantivo del Trabajo se ha modificado poco, lo que explica sus ambigüedades y obsolescencia normativa, y la ausencia de mecanismos que equilibren la flexibilización de los esquemas de contratación y despido con la protección a los trabajadores y su acceso a seguridad social», dice.
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