En este mes, gran parte de los empleados colombianos recibirá un dinero extra de la mano de la prima de servicios. Tenga en cuenta que la correcta administración de este ingreso hará parte de un adecuado manejo de sus finanzas, en términos de equilibrio y planeación financiera.
En este mes, gran parte de los empleados colombianos recibirá un dinero extra de la mano de la prima de servicios. Tenga en cuenta que la correcta administración de este ingreso hará parte de un adecuado manejo de sus finanzas, en términos de equilibrio y planeación financiera.
Se aproxima la primera mitad del año, y es sinónimo de prima de servicios, de un ingreso extra o de un bono por parte de la empresa donde se esté laborando. Y es aquí cuando surge la inquietud de cuál sería la mejor forma de ahorrar: invertir, gastarlo o destinarlo para el pago de deudas.
En muchas ocasiones, la palabra ahorro se asocia con privaciones. La clave está en no guardar cada centavo y no gastar sin sentido alguno. No se trata de privarse de las cosas que uno quiere o que a uno le gustan; sencillamente, se trata de manejar bien el dinero, tomar decisiones entre lo que se necesita y lo que se desea, así como posponer gastos innecesarios. Lo anterior, con el objetivo de ahorrar para cumplir otros objetivos a futuro, y realizar ciertas actividades o disfrutar de algunos placeres de la vida.
«Por ejemplo, el manejo de la prima de servicios puede enmarcarse dentro de una correcta administración de las finanzas personales en cuanto al equilibrio y la planeación financiera. Se está a un paso de invertir, lo que indica, en el amplio sentido de la palabra, que es más que un simple ahorro», dice Juliana Pareja Covo de Old Mutual Colombia.
Pareja Covo explica que, mientras ahorrar es guardar una parte de todos los ingresos, invertir se trata de ejecutar una planeación financiera donde se tengan en cuenta las necesidades de cada persona. Así, mientras el ahorro es guardar, invertir es tomar decisiones con base en las necesidades de corto y largo plazo, y en las metas financieras que se quieran alcanzar.
Si además de cubrir gastos pendientes, una parte del dinero extra que se ha recibido de la prima se destina a ahorrar, en un futuro la persona podrá darse algunos gustos más exclusivos.
Ahorrar es lo ideal, pero esta acción depende del ingreso y de los gastos. Si la persona ya cuenta con un plan de ahorro, es el momento de mantenerlo y, si el ingreso crece, de fortalecerlo.
«El secreto para una correcta administración de las finanzas personales es sencillamente el equilibrio y la planeación financiera. Cabe resaltar que las soluciones adecuadas de ahorro e inversión son diferentes para cada individuo, y se ajustan a las metas y responsabilidades de cada uno», dice Pareja Covo.
La Asobancaria, en su página web, ofrece una serie de alternativas de inversión que pueden ayudar a una persona para que le dé un mejor destino a este beneficio económico. Una opción es invertir este dinero en la educación de los hijos o la de la misma persona. Ahora, si lo que se busca es que este dinero genere rentabilidad a lo largo del tiempo, un fondo de inversión o un CDT pueden ser opciones útiles. Al respecto, la Asobancaria recomienda analizar las diversas opciones, dependiendo de la disponibilidad que quiere que tenga ese dinero y del riesgo dispuesto a asumir.
Hacerse a un patrimonio propio es otra buena opción. Ese dinero extra que la persona recibirá puede sumarse a la cuota inicial para comprar un carro, una casa o algún inmueble en general. Compare tasas de interés, infórmese del producto y tome la decisión.
Finalmente, el dinero de la prima se puede invertir en un gusto personal. Si no hay en el horizonte ningún gasto urgente o alguna responsabilidad mayor, entonces puede darse el gusto de invertir este dinero en las vacaciones que desde hace tiempo viene planeando.
«Cuando se invierte, se sabe que no todos los recursos se necesitarán en el corto plazo, lo que crea oportunidades que los inversionistas conocen como de largo plazo, es decir, la posibilidad de comprar activos financieros que son, en la mayoría de los casos, poco líquidos pero que tienen un potencial de valorización muy grande», explica Pareja Covo.
Con lo anterior, el inversionista sabe que puede dividir sus recursos entre los de corto plazo, que necesita en el futuro inmediato, y los de largo plazo, que necesitará unos años más adelante, lo que le da la posibilidad de diversificar y obtener retornos potencialmente más altos que los que podrían obtener si tiene todos los recursos en portafolios de muy corto plazo o altamente líquidos.
«Hay que aclarar que este tipo de inversiones también son necesarias, ya que parte del proceso de inversión y planeación financiera implica disponer de recursos dentro de un instrumento líquido, como una cuenta de ahorros, una cartera colectiva o un fondo vista o de liquidez, para cubrir las necesidades más urgentes», concluye Pareja Covo.