El manejo de los anticipos no está tipificado de manera específica en los Estándares Internacionales, por lo cual resulta indispensable remitirse al tratamiento establecido en las políticas contables de la organización, las cuales constituyen la base para su respectivo reconocimiento. Un anticipo es generado por la necesidad de separar un producto o servicio determinado para recibirlo a futuro. Por tanto, se […]
El manejo de los anticipos no está tipificado de manera específica en los Estándares Internacionales, por lo cual resulta indispensable remitirse al tratamiento establecido en las políticas contables de la organización, las cuales constituyen la base para su respectivo reconocimiento.
Un anticipo es generado por la necesidad de separar un producto o servicio determinado para recibirlo a futuro. Por tanto, se espera que en el corto plazo este haya sido adquirido y pagado totalmente, lo que quiere decir que no estaría en los planes de una organización dejar un anticipo de manera permanente en los estados financieros.
Teniendo en cuenta la inexistencia de una norma específica para el tratamiento de los anticipos, la remisión a las políticas contables de la empresa se convierte en una herramienta fundamental, dado que las formalidades estipuladas para su reconocimiento impactarán la razonabilidad y confiabilidad de las cifras presentadas en los estados financieros. Lo anterior, debido a que dejar como anticipos rubros que no cumplen con la definición anteriormente mencionada puede generar un incremento en los índices de rentabilidad, en el sentido de que se estaría dando lugar al desconocimiento de gastos que distorsionarían la información presentada, base para la toma de decisiones.