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Fraude: aspectos que el auditor debe tener en cuenta en NIA

La responsabilidad social y ética que envuelve a la profesión contable requiere de contadores idóneos y competentes para encarar las múltiples situaciones que se presentan en una organización objeto de auditoría.

Fecha de publicación: 22 de septiembre de 2016
Fraude: aspectos que el auditor debe tener en cuenta en NIA
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

La responsabilidad social y ética que envuelve a la profesión contable requiere de contadores idóneos y competentes para encarar las múltiples situaciones que se presentan en una organización objeto de auditoría.

Como objeto del presente estudio tenemos la Norma Internacional de Auditoría –NIA– 240, que trata de la responsabilidad del auditor en relación con el fraude en una auditoría de estados financieros, y la explicación de cómo aplicar las NIA 315 y 330 relacionadas con los riesgos de incorreción material debido a fraudes.

La NIA 240 establece que los objetivos en cabeza del auditor son:

  • Identificar y valorar los riesgos de incorrección material en los estados financieros debido a fraude.
  • Obtener evidencia de auditoría suficiente y adecuada respecto a los riesgos valorados de incorrección material debido a fraude, mediante el diseño y la implementación de respuestas apropiadas.
  • Responder adecuadamente al fraude o a los indicios de fraude identificados durante la realización de la auditoría.

De acuerdo a estos objetivos, el auditor debe contar con el conocimiento y la competencia necesaria para encarar las responsabilidades que acarrea el proceso de auditoría a los estados financieros, principalmente en los casos de fraude.

“el fraude se da por acciones revestidas de intencionalidad, mientras que en el error no hay lugar a intencionalidad en las acciones que lo originan”

Según la NIA 240 en su apartado 11(a), el fraude se considera un acto intencionado realizado por una o más personas de la dirección, los responsables del gobierno de la entidad, o los empleados o terceros, que conlleve la utilización del engaño con el fin de conseguir una ventaja injusta o ilegal. De tal manera, en su ejercicio el auditor es responsable de obtener una seguridad razonable de que los estados financieros auditados de conformidad con las NIA están libres de incorrecciones materiales debidas a fraude o error, por lo que en primera medida hay que tener una clara distinción de ciertos aspectos que diferencian el fraude del error:

  • Por un lado, el fraude se da por acciones revestidas de intencionalidad, mientras que en el error no hay lugar a intencionalidad en las acciones que lo originan.
  • El riesgo de no detectar incorreciones materiales debidas a fraude es mayor que el riesgo de no detectar las que se deben a error. Lo anterior se sustenta bajo la lógica de que el fraude es un acto premeditado con planes estudiados, sofisticados y estructurados con el fin de lograr su ocultación.

El fraude es un tema recurrente en muchas organizaciones; aspectos como la veracidad de las cifras contables son sumamente cuestionables en las empresas. A continuación se traen algunos ejemplos de circunstancias que dan indicios de la posibilidad de fraude según el Anexo 3 de la NIA 240:

  • Discrepancias en los registros contables como transacciones registradas erróneamente en términos de período contable, importe o cantidad, clasificación, etc.
  • Ajustes de último momento que alteren significativamente los resultados.
  • Evidencia contradictoria o falta de evidencia representada en la ausencia de documentos, indicios de alteración en estos, conciliaciones no explicadas, desaparición de inventario, etc.
  • Tensas relaciones entre el auditor y la parte administrativa de la organización objeto de auditoría.
  • Obstáculos para acceder a la información.
  • Demoras en la entrega de información solicitada.

Por lo anterior, el auditor deberá tener en cuenta que si bien es cierto que la capacidad de detectar fraude depende de la experticia de quien lo comete, el grado de jerarquía de las personas involucradas, la frecuencia de la manipulación, entre otros, el escepticismo profesional –EP– juega un papel importante para hallar incorreciones materiales en los estados financieros originadas por el fraude. El mantenimiento del escepticismo profesional, según la NIA 200, reduce los riesgos de pasar por alto circunstancias inusuales que podrían ser el origen o la causa de fraude en una organización.

La obtención de evidencia suficiente y adecuada es el respaldo frente a las afirmaciones sobre posibles fraudes; si se incurre en la ausencia de información por negativas de la dirección de la organización a proporcionar manifestaciones que se le soliciten, se constituye también como una evidencia de auditoría.

CP. Luis Raúl Uribe Medina
U. de San Buenaventura Cali.
Magister en Administración Universidad del Valle

*Exclusivo para actualícese.com