El Estándar para Pymes actualizado en el año 2015 permite elegir entre el modelo del valor razonable o el modelo del costo para la medición posterior de los elementos de propiedad, planta y equipo. La entidad debe elegir el modelo que genere mayor fiabilidad y utilidad para la toma de decisiones.
El Estándar para Pymes actualizado en el año 2015 permite elegir entre el modelo del valor razonable o el modelo del costo para la medición posterior de los elementos de propiedad, planta y equipo. La entidad debe elegir el modelo que genere mayor fiabilidad y utilidad para la toma de decisiones.
La Norma para Pymes emitida en el año 2009 por el IASB no permitía el modelo de revaluación para propiedades, planta y equipo, por lo cual muchas entidades en todo el mundo se sentían limitadas a la hora de medir este tipo de activos en sus estados financieros. [pq]La actualización liberada en el año 2015 permite ahora utilizar el modelo de revaluación, pero es necesario tener claro cuándo se debe usar este modelo[/pq].
Muchas pymes se encuentran en una compleja situación, pues esperaban con afán que la norma permitiera la revaluación de propiedades, planta y equipo, pero ahora que la norma lo permite, se preguntan: ¿cómo y cuándo se puede (o se debe) usar este modelo?
El párrafo 17.15 de la Norma para Pymes permite a cada entidad elegir libremente entre el método del costo y el modelo de revaluación. Lo que la norma sí requiere es que el modelo elegido se aplique de manera uniforme a cada clase de elementos de propiedades, planta y equipo (al respecto, es preciso recordar que una clase es un grupo de activos que tienen un uso y naturaleza similares. Por ejemplo, vehículos, edificaciones, maquinaria, equipos de cómputo, entre otros).
En el momento de elegir una política contable de costo o de revaluación la entidad debe tener en cuenta el impacto que esta política tendrá sobre la fiabilidad de los estados financieros y las decisiones de los usuarios de los mismos, así como que cada modelo tiene sus propias características, y cada tipo de activos tiene su propio comportamiento en el mundo de los negocios.
Los siguientes, son algunos puntos a tener en cuenta al elegir el modelo de medición:
En la mayoría de los casos los terrenos tienen un valor razonable que se puede medir fiablemente y tienen un mercado activo que proporciona los elementos de juicio suficientes para hacerse una idea sobre su valor en ese mercado. Revaluar los terrenos refleja el fortalecimiento patrimonial que tiene una entidad por la tenencia del activo por un tiempo prolongado.
Al incrementar el valor de los terrenos mediante el modelo de revaluación, la entidad está manifestando que cuenta con recursos para respaldar cualquier obligación con terceros.
Entonces, para este tipo de activos, el modelo de revaluación resulta adecuado.
Al igual que los terrenos, las edificaciones suelen tener un valor razonable, su mercado suele ser activo, y por lo tanto no es costoso y no requiere un esfuerzo desproporcionado su medición a valor razonable. Además, el valor de estos activos tiende a mantenerse e incluso a incrementarse en períodos prolongados de tiempo.
Si la entidad mide estos activos al valor razonable, mostrará un incremento patrimonial a medida que el activo incremente su valor en el marcado, con lo cual los usuarios de la información tendrán más confianza en el respaldo patrimonial que ofrece la entidad.
Algunos consultores argumentan que las edificaciones se deprecian hasta que su valor disminuye a cero. Esto es muy poco usual, pues es poco probable que una edificación llegue a tener valor cero. De hecho, si se contrata un avalúo sobre una edificación, por antigua que sea, lo más probable es que el resultado del avalúo le asigne un valor, el cual resulta siendo significativo si se compara con el costo de su construcción inicial. De allí se genera mi siguiente postulado: “en un largo plazo, por ejemplo de 60 o 70 años, un solo ladrillo o una sola teja vale más que el costo de construcción inicial de la edificación”
Los vehículos también suelen tener un valor razonable, dado que su mercado es activo. Sin embargo, como su vida útil no suele prolongarse por largos períodos, su finalidad es la de ser utilizados en la operación, y la entidad no espera obtener de ellos ganancia alguna por revaluación, el modelo del costo resulta apropiado para la respectiva medición. Adicionalmente, aunque tienen valor razonable, es muy poco probable que este se incremente por encima del costo inicial de adquisición, como pasa con las edificaciones.
Sobre estos activos es muy difícil establecer un valor razonable, pues su valor depende, en gran medida, de la utilidad que tengan para quien los posee. Generalmente las máquinas y equipos tienen valor para quien las utiliza para fabricar bienes o prestar servicios que le generan utilidades, es decir, tienen un valor mientras estén siendo utilizadas en procesos productivos. [pq]Una vez estos activos salen de la línea de producción su valor es, en la mayoría de los casos, inmaterial. Por estos motivos, el modelo del costo resulta siendo más apropiado[/pq].
Actualmente existe la tendencia a tratar de medir este tipo de activos al valor razonable con el argumento de que generan gran cantidad de beneficios a quienes los poseen, su vida útil es extremadamente larga y su costo corriente se incrementa considerablemente con el tiempo, pero, en realidad, estos activos no deberían medirse a valor razonable, pues, aunque son ciertos los postulados mencionados en líneas anteriores, la entidad no tiene una expectativa de realizar estos activos en un corto plazo. Además, si se viera en la obligación de vender estos activos por situaciones como iliquidez, baja operatividad y similares, su comercialización puede llegar a ser muy difícil, y probablemente tengan que ser vendidos por debajo del valor comercial que se les haya asignado en un proceso de medición a valor razonable.
Dicho lo anterior, es preciso decir que tampoco está prohibido medirlos al valor razonable, pero la entidad debe considerar los impactos de la medición por este modelo, porque puede resultar en un mayor costo por depreciación o en una sobrevaloración del activo.
Por último, tenga en cuenta que la depreciación de un activo revaluado resulta siendo superior a la depreciación de un activo que siempre se ha medido al costo. La entidad debe evaluar este impacto sobre los resultados futuros, especialmente cuando el activo se revalúa después de mucho tiempo de haber sido medido por el modelo del costo. Esta situación genera incrementos considerables en la depreciación futura.
CP. Juan David Maya Herrera
Consultor de Estándares Internacionales de Información Financiera
Certificación Internacional por el ICAEW en IFRS Full (NIIF Plenas)
*Exclusivo para Actualícese