Los activos omitidos que se hayan normalizado en el 2015, y los que se normalicen en el 2016 y 2017 no darán lugar a renta por comparación patrimonial; tampoco generarán renta líquida gravable en el año en que se normalicen ni en los años anteriores, en los impuestos de renta y CREE.
Los activos omitidos que se hayan normalizado en el 2015, y los que se normalicen en el 2016 y 2017 no darán lugar a renta por comparación patrimonial; tampoco generarán renta líquida gravable en el año en que se normalicen ni en los años anteriores, en los impuestos de renta y CREE.
El artículo 39 de la Ley 1739 del 2014 señala que los contribuyentes que normalicen activos omitidos mediante el pago del impuesto complementario de normalización tributaria, deben incluirlos para efectos patrimoniales en las declaraciones del impuesto sobre la renta y complementario y del impuesto sobre la renta para la equidad –CREE– del año gravable en que se declare el impuesto complementario de normalización tributaria, y de los años siguientes cuando haya lugar a ello; además, dichos activos dejarán de considerarse como omitidos. De tal manera, si en el 2016 un contribuyente decide normalizar activos omitidos, deberá incluirlos al liquidar el impuesto a la riqueza, el impuesto de renta y el CREE del año gravable 2016 (los dos últimos se declararán en el 2017).
Por otra parte, la norma es muy clara al señalar que el incremento patrimonial que se genere por la normalización de los activos, no da lugar a la determinación de renta gravable por el sistema de comparación patrimonial, ni tampoco va a generar renta líquida gravable por activos omitidos en el año en que se declaren ni en los años anteriores respecto de las declaraciones del impuesto sobre la renta y del CREE.
En síntesis, la normalización tributaria tiene los siguientes efectos tributarios: