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Valoración y medición del good will

El good will hace referencia al posicionamiento de una entidad. En este editorial abordamos los aspectos contables que deben ser considerados para efectuar la valoración y medición de este activo intangible conforme a los lineamientos de los Estándares Internacionales.

Fecha de publicación: 12 de septiembre de 2018
Valoración y medición del good will
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

El good will hace referencia al posicionamiento de una entidad. En este editorial abordamos los aspectos contables que deben ser considerados para efectuar la valoración y medición de este activo intangible conforme a los lineamientos de los Estándares Internacionales.

A continuación, daremos respuesta a la siguiente inquietud: Según los Estándares Internacionales, ¿qué aspectos contables deben ser considerados para efectuar la valoración y medición del good will?

Para responder a esta pregunta, lo primero que debemos definir es ¿qué es el good will? Pues bien, es un anglicismo que hace referencia al posicionamiento, acreditación o reconocimiento que gana una empresa en el mercado, es decir, su reputación. Este elemento se reconoce como un activo intangible dependiendo de cómo se genere.

El good will se puede generar de dos maneras, a saber:

  • Good will formado: cuando al cabo de un determinado período la entidad genera una reputación positiva importante.
  • Good will adquirido o comprado: es aquella reputación de una entidad que es adquirida o comprada por otra.

Reconocimiento y medición del good will

Un good will formado no se puede reconocer, ni tampoco medir, puesto que un activo intangible solo se reconoce si es probable que los beneficios económicos futuros esperados de este, fluyan a la entidad, si su costo puede ser medido de forma fiable y si no es resultado del desembolso incurrido internamente en un elemento intangible, y estas tres premisas difícilmente se cumplen en el caso del good will formado.

En cambio, cuando hablamos de good will adquirido o comprado sí se puede reconocer ya que determinar el beneficio económico que percibirá la entidad en la venta y medir dicho valor de forma fiable es mucho más fácil, además de que no se trataría de un desembolso incurrido internamente sino de una transacción con un tercero en la que se transfieren los riesgos y ventajas del activo y se ha realizado una estimación por parte de un avaluador.

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