Omar de Jesús Montilla afirma en entrevista con Actualícese que se debe reflexionar sobre cómo involucrar el uso de las nuevas tecnologías, el impacto que pueden tener en la profesión y sobre cómo las universidades pueden anticiparse a este avance, pensando en el futuro de los contadores públicos.
Omar de Jesús Montilla afirma en entrevista con Actualícese que se debe reflexionar sobre cómo involucrar el uso de las nuevas tecnologías, el impacto que pueden tener en la profesión y sobre cómo las universidades pueden anticiparse a este avance, pensando en el futuro de los contadores públicos.
Durante julio 24, 25 y 26 de 2019, en la ciudad de Manizales, se realizó el XXX Simposio de Revisoría Fiscal, espacio en el que los invitados y asistentes profundizaron en cuatro áreas temáticas, como son: revisoría fiscal, auditoría y contabilidad; educación, informática y sector público; Estándares Internacionales y el área de fiscalidad.
Se trató de un evento académico en el que se deliberó sobre asuntos técnicos y científicos relacionados con el ejercicio de la revisoría fiscal en Colombia y con la contaduría pública. En este espacio se analizaron, divulgaron y brindaron sugerencias para la actualización sobre las normas de contabilidad de aceptación general en Colombia y el mundo, además de otros procedimientos técnicos emitidos para el ejercicio de la contaduría pública.
Actualícese estuvo presente y dialogó con Omar de Jesús Montilla, decano de la facultad de ciencias de la administración de la Universidad del Valle y presidente de la comisión de ética y ejercicio profesional de la Asociación Interamericana de la Contabilidad –AIC–.
Sobre el futuro de la profesión, en estos tiempos en los que abunda la tecnología, Montilla opina que esta es una de las mejores y más importantes profesiones que existe, porque, desde su punto de vista, es la que está mejor estructurada a nivel mundial.
«Por supuesto que existen preocupaciones por lo que viene, en el sentido del tema de la virtualidad y las nuevas tecnologías, y la forma en que podría afectar a los futuros profesionales», dice.
Montilla explica que desde la universidad se está pensando en las reformas curriculares y cómo involucrar todo el tema de la utilización de las tecnologías, los impactos que pueden tener sobre la profesión, y la forma en que nos podemos anticipar para el futuro de los contadores.
«Por todo lo anterior, ya vemos cátedras como teoría tridimensional de contabilidad, la auditoría forense, la contabilidad ambiental, la contabilidad social, la contabilidad emergente (manejo de contabilidades de negocios que no tienen nada físico, no manejan dinero ni inventarios). Entonces estos elementos se tienen que ir pensando para adelantarnos al futuro de lo que será la formación del contador público», explica.
Montilla afirma que un ítem que no se puede dejar pasar es que al contador público del futuro hay que formarlo mucho en valores. Para él, la idea es que desde la contaduría pública se pueda contribuir a disminuir y, ¿por qué no?, erradicar la corrupción, «porque el contador tiene mucho que ver en todo este proceso, por toda la información que maneja».
Tres elementos se deben fortalecer desde la academia. El primero, lograr concientizar al estudiante para que cuando sea profesional y valore todo el sacrificio y todo lo que ha invertido en su profesión, sepa que la profesión que va a ejercer no demerita cualquier otra,.
Un segundo elemento consiste en que una vez se logre que este estudiante sea consciente de la importancia de su profesión, «debe también saber que esta es la única profesión que con el solo firmar y colocar el número de tarjeta profesional estaría dando fe pública; concientizarlo de qué es la fe pública, su importancia, lo que implica y la responsabilidad que esto conlleva«.
Con los dos elementos anteriores el siguiente paso es hacer hincapié en cómo legalizar las tarifas de honorarios (mínimas), para que todos los contadores tengan un tope mínimo sobre el cual se deberían cobrar los trabajos, lo que evitaría la competencia desleal y haría que los contadores tengan un referente para cotizar un trabajo.