Para Eduardo Lora, el Congreso nunca aprueba las reformas tributarias como las propone el Gobierno, sino como les conviene a los grupos de interés. Alejandro Rodríguez afirma que las frecuentes reformas tributarias son un signo de problemas estructurales de nuestro sistema tributario.
Para Eduardo Lora, el Congreso nunca aprueba las reformas tributarias como las propone el Gobierno, sino como les conviene a los grupos de interés. Alejandro Rodríguez afirma que las frecuentes reformas tributarias son un signo de problemas estructurales de nuestro sistema tributario.
Desde la Constitución de 1991, el Gobierno ha realizado ajustes al esquema tributario para incrementar el recaudo tanto de empresas como de personas naturales, y así sostener los gastos de la administración. Aunque son varias las leyes que han modificado los impuestos o sus sobretasas, se cuenta al menos 14 grandes cambios en estos 27 años, lo que deja una nueva reforma tributaria en promedio cada 22 meses.
Como resultado de estas modificaciones se ha incrementado exponencialmente el monto que ha recaudado la Dian, el cual ha crecido pasando de 2,7 billones de pesos en 1991, a 136,5 billones en 2017, lo que se traduce en un incremento de 6.700 %.
Con lo anterior, el hecho de que en Colombia se estén discutiendo reformas tributarias cada dos años ¿es una señal de que nuestro sistema tributario está mal diseñado?
Para Alejandro Rodríguez Llach, economista e investigador del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad –Dejusticia–, el hecho de que frecuentemente presenciemos reformas tributarias es un signo la existencia de problemas estructurales en nuestro sistema tributario, a causa de su diseño normativo.
«Sin embargo, la mayoría de estas reformas no se ocupan de los problemas estructurales del sistema, sino que se enfocan principalmente en aumentar el recaudo en el corto plazo (usualmente con gravámenes temporales), y sin tener en cuenta, además, los principios constitucionales de progresividad, equidad y eficiencia», afirma Rodríguez Llach en entrevista con Actualícese.
Rodríguez Llach explica que algunos de estos problemas estructurales están asociados con el impuesto de renta, ya que no es progresivo, la recaudación en personas naturales es muy baja y está sesgada hacia las rentas laborales. Además, los tributos asociados a los ingresos de capital están mal diseñados y eso hace que se limite aún más la capacidad de recaudo.
«En el diseño normativo del Estatuto Tributario se pueden encontrar algunas de las razones de estos problemas. Por ejemplo, dicho estatuto está lleno de incentivos tributarios y regímenes especiales que tienen repercusiones en todos los aspectos mencionados anteriormente. Además, facilitan la evasión y la elusión al complejizar el sistema tributario y el recaudo», explica este economista e investigador de Dejusticia.
Todos estos problemas estructurales, desde su punto de vista, finalmente se reflejan en la presión fiscal del país, la cual es menor que el promedio de los países de la región y mucho menor que el promedio de los países de la OCDE.
Por su parte, Eduardo Lora, economista y autor del libro Economía Esencial de Colombia afirma que el sistema tributario colombiano es una “colcha de retazos”.
«Aunque se sabe muy bien qué habría que hacer para mejorarlo, el Congreso nunca aprueba las reformas tributarias como las propone el Gobierno, sino como les convienen a los grupos de interés y a quienes tienen influencia sobre los congresistas», critica Lora en diálogo con Actualícese.
Para Lora, el Gobierno va a evitar a toda costa una nueva reforma tributaria, pues ya le quedó claro que no tiene el apoyo político suficiente en el Congreso para hacer algo de envergadura. «Incluso, corre el riesgo de “ir por lana y salir trasquilado”. Por eso está proponiendo la venta de algunos activos y está inventándose otras estrategias para que no aumente el déficit fiscal; al menos en el papel», afirma.