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Influenciadores digitales, a autorregularse para que no engañen a los consumidores

La SIC pondrá en cintura a influenciadores, plataformas digitales y comercios virtuales, para así proteger a los consumidores en la era de la economía digital. Los nuevos fenómenos de consumo y mercado vienen llamando la atención del ente regulatorio, quien hará una invitación a la autorregulación.

Fecha de publicación: 18 de octubre de 2019
Influenciadores digitales, a autorregularse para que no engañen a los consumidores
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

La SIC pondrá en cintura a influenciadores, plataformas digitales y comercios virtuales, para así proteger a los consumidores en la era de la economía digital. Los nuevos fenómenos de consumo y mercado vienen llamando la atención del ente regulatorio, quien hará una invitación a la autorregulación.

La Superintendencia de Industria y Comercio –SIC– viene trabajando en una guía de recomendaciones, cuyo objetivo es regular a los influenciadores, plataformas digitales y comercios virtuales.

Este documento se conocerá el próximo diciembre y será una invitación para que estas nuevas alternativas comerciales, derivadas de la revolución tecnológica, se autorregulen y no se tenga que llegar a establecer una normativa que proteja a los consumidores.

Para Andrés Barreto González, superintendente de industria y comercio, el primer paso alrededor de este tema es la autorregulación. En diálogo con El Tiempo, Barreto González aseguró que se debe pensar en la protección del consumidor en la era de la economía digital, “porque hay nuevos fenómenos de consumo y mercados, como los influenciadores, plataformas y mercados de dos lados, que llaman la atención”.

“se dictaminaría que los influenciadores de las redes sociales deberán ser más explícitos cuando una marca los contrate para una campaña”

De esta forma, se dictaminaría que los influenciadores de las redes sociales deberán ser más explícitos cuando una marca los contrate para una campaña. La normativa busca evitar fraudes, pirámides y el ofrecimiento de productos engañosos, a la vez que los mismos influenciadores estén protegidos ante sus seguidores para efectos de peticiones, quejas y reclamos.

El superintendente explicó que para la elaboración de la circular se está teniendo en cuenta la opinión de algunos influenciadores y de expertos en el tema, para conocer el negocio en sí, cómo trabajan.

De igual forma, se está observando la experiencia de países que ya han recorrido este camino, ya que la idea es proponer más transparencia, “por ejemplo, entre lo que recomiendan a sus seguidores por iniciativa propia y lo que recomiendan cuando un patrocinador les paga para ello”, explicó el superintendente en el medio de comunicación.

“Esto es un muy buen primer paso para no tener que expedir normas, será un código de conducta que, mientras se cumpla, no habrá ningún problema”, puntualizó Barreto González.

La experiencia internacional

Sobre este tema, en EE.UU. la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos emitió una regulación que obliga a los influenciadores a quienes les pagan por sus contenidos en redes sociales a ser explícitos y advertirles a sus seguidores sobre los contenidos que son patrocinados. En caso de no hacerlo se exponen a millonarias multas.

Con esa normatividad, el Gobierno estadounidense busca que los seguidores de estas personas tengan claro cuándo un influenciador recibe un pago a cambio de recomendar un producto o servicio.

Como lo publica Dinero, a inicios de 2018 el diario The New York Times hizo un experimento mediante el cual demostró la facilidad con la que se pueden comprar seguidores y reacciones falsas en las redes sociales. Evidenció que esto lo hacen celebridades, atletas, comentaristas y políticos para inflar sus cifras y ser considerados influenciadores.

Nicolás Rojas, director operativo de Fluvip, multinacional dedicada al mercado de influenciadores, asegura que la compra de seguidores es un problema real.

“Para reducir costos, muchas marcas prefieren, a la hora de contratar un influenciador, utilizar compañías sin tecnología o hacer la contratación de manera directa sin saber lo que puede haber detrás. No hablamos solamente de seguidores falsos, hablamos de interacciones falsas, demografías que tal vez no están alineadas al target de la marca, categorización errónea de un influencer por su perfil, entre otras. Es importante para una marca saber que por cada interacción o alcance obtenido falso se puede estar perdiendo alrededor de US$1”, asegura Rojas para Dinero.

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