Las mujeres, un sector golpeado por el desempleo, requieren más empleos de calidad.
Son necesarias políticas públicas que promuevan y faciliten su inserción y permanencia laboral.
Se debe erradicar la discriminación adoptando procesos laborales diseñados bajo el principio de igualdad sustantiva.
Las mujeres, un sector golpeado por el desempleo, requieren más empleos de calidad.
Son necesarias políticas públicas que promuevan y faciliten su inserción y permanencia laboral.
Se debe erradicar la discriminación adoptando procesos laborales diseñados bajo el principio de igualdad sustantiva.
Mes tras mes las cifras de desempleo que presenta el Dane indican que las mujeres, junto a los jóvenes, son la población más golpeada, con pandemia o sin ella; históricamente ha sido la más afectada por este flagelo.
El informe Mujeres y hombres: brechas de género en Colombia, elaborado por la ONU Mujeres, el Dane y la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, indica que, aunque las mujeres representan cada vez una proporción mayor de la fuerza laboral, la diferencia entre su tasa de participación económica y la de los hombres todavía es amplia.
Además, hay grupos de mujeres para los que incorporarse a un trabajo remunerado es particularmente complicado.
«No debe darse por sentada la participación creciente de las mujeres en el mercado laboral. Todavía son necesarias políticas públicas que promuevan y faciliten su inserción y permanencia laboral, sobre todo políticas que reduzcan y redistribuyan el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; uno de los mayores obstáculos para que ellas participen», indica el informe.
Ahora bien, aunque incrementar la participación económica de las mujeres es clave para avanzar en su autonomía económica y su participación en la toma de decisiones, no es suficiente para garantizar y proteger sus derechos económicos y laborales.
El documento expone que se requieren más empleos de calidad; esto es, trabajos que además de asegurar a las mujeres el acceso a prestaciones sociales, signifiquen también un ingreso suficiente y digno. Para ello son fundamentales unas políticas dirigidas a los sectores de la economía altamente feminizados, para acompañar procesos de formalización laboral.
El informe apunta a la persistencia de la discriminación contra las mujeres, tanto en la contratación como en la promoción laboral.
«Las empresas privadas y públicas, así como el Gobierno como empleador, pueden contribuir a erradicarla adoptando estándares y procesos laborales diseñados bajo el principio de igualdad sustantiva y no discriminación, creando ambientes inclusivos», señala.
El documento expone herramientas probadas de diagnóstico y de mejora en la gestión para promover la igualdad, entre ellas, la adhesión a los “principios para el empoderamiento económico de las mujeres”, cuya adopción brinda a las empresas oportunidades para ganar en términos de productividad, reputación de marca y rentabilidad.
Estos principios ofrecen la ventaja de una vinculación con una red global de compañías con las que es posible intercambiar experiencias y conocer diversas iniciativas empresariales comprometidas con el empoderamiento de las mujeres.
La adhesión a estos instrumentos constituye una oportunidad para alinear las políticas de responsabilidad social de las empresas con los esfuerzos del Gobierno para alcanzar los objetivos de la Política Pública Nacional de Igualdad y la Agenda 2030.
«Existen también otras alternativas para avanzar hacia la igualdad de género, alternativas ampliamente consolidadas en Colombia, como son la Certificación del Sello de Equidad Laboral –Equipares–, liderado por el Ministerio del Trabajo, con el apoyo de la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer y el PNUD, y el Modelo de Igualdad de Género, desarrollado por la OIT y dirigido a pymes para fortalecer las cadenas de abastecimiento», expone el informe.
Para contrarrestar los sesgos de género y la discriminación hacia las mujeres en el ámbito laboral, igualmente se puede optar por promover espacios para la negociación colectiva en los que las trabajadoras tengan una mayor y más efectiva participación.
«En este sentido, es importante que las mujeres tengan voz en las organizaciones sindicales, en los espacios de concertación de las políticas laborales, lo cual es una medida de empoderamiento económico y también político», indica el informe.