Si bien en la evaluación de negocio en marcha se encuentran relacionados el revisor fiscal y el contador de una entidad, en este editorial encontrarás lo relacionado a la responsabilidad que tiene la administración, así como las implicaciones que tiene para la entidad no realizar tal evaluación.
Si bien en la evaluación de negocio en marcha se encuentran relacionados el revisor fiscal y el contador de una entidad, en este editorial encontrarás lo relacionado a la responsabilidad que tiene la administración, así como las implicaciones que tiene para la entidad no realizar tal evaluación.
La dirección de una entidad tiene la responsabilidad de evaluar al final de cada período si la entidad cumple o no con la hipótesis de negocio en marcha, es decir si la empresa tiene la capacidad de seguir llevando a cabo sus operaciones con normalidad.
En los casos donde la administración de una entidad no evalúe el cumplimiento de la hipótesis, se podría señalar la existencia de deficiencias en las labores que lleva a cabo, así como también deficiencias en la implementación del sistema de control interno.
Lo anterior se encuentra relacionado con la responsabilidad que tiene la administración frente a los riesgos de la entidad, puesto que si bien la labor del revisor fiscal y del auditor es detectar riesgos que conlleven a incorreciones materiales, es la administración la responsable de implementar el sistema de control interno.
Así pues, si la administración de una entidad no realiza la evaluación del cumplimiento de la hipótesis de negocio cada período y en determinado momento la entidad en efecto no ha cumplido la hipótesis, ello conllevará a un incumplimiento de las normas vigentes en la presentación de la información financiera contenidas en el anexo 5 del DUR 2420 de 2015.
Del mismo modo, se pueden ver afectados socios, proveedores y acreedores de la entidad, dado que cuando una entidad no cumple con la hipótesis de negocio en marcha tiene ciertos riesgos de incumplimiento, de ampliación de los plazos de pago, entre otros aspectos que pueden afectar considerablemente el funcionamiento de otras empresas.
Por otro lado, la planeación de una entidad puede verse en riesgo cuando no se identifique de manera oportuna el no cumplimiento de la hipótesis de negocio en marcha, puesto que las actividades operativas, financieras y comerciales tendrán un enfoque distinto.
La planeación presupuestal de una entidad, por ejemplo, es un aspecto clave en donde se considera la hipótesis de continuidad para el cálculo de proyecciones que de no cumplirse afectarían la producción, el recaudo, el pago a proveedores u otras obligaciones que a largo plazo podrán desencadenar en problemas jurídicos para la entidad.