El mercado mundial de bonos temáticos está en crecimiento, durante 2020 alcanzó una deuda sostenible por un valor de USD 700.000 millones. Estos se han consolidado como un instrumento financiero adecuado para cuidar el medio ambiente.
A continuación, conoce cuáles son sus tipos y sus funciones.
En los últimos años se ha observado una mayor conciencia por parte de los actores de mercado para tomar decisiones que propendan mitigar los impactos de riesgos como el fracaso en la acción climática, la pérdida de biodiversidad, la migración involuntaria y las enfermedades infecciosas, sin descuidar la rentabilidad de sus organizaciones.
En ese sentido, los bonos temáticos, los cuales asignan fondos a las inversiones con beneficios ambientales, sociales o de sostenibilidad positivos, se han consolidado como un instrumento financiero adecuado para cumplir este objetivo. Esto los convierte en una herramienta fundamental para aquellas organizaciones que buscan ser sostenibles a largo plazo.
Son instrumentos financieros de renta fija emitidos con el objetivo de abordar el cambio climático o facilitar soluciones ambientales y sociales. De acuerdo con el BID, estos bonos ofrecen soluciones más innovadoras para abordar los desafíos de la sostenibilidad, pues demuestran resiliencia en tiempos de crisis y resultan atractivos cuando se trata de abordar los temas relacionados con el desarrollo.
Las cifras lo demuestran, el mercado mundial de bonos temáticos está en crecimiento, durante 2020 alcanzó una deuda sostenible por un valor de USD 700.000 millones, casi el doble del volumen del 2019. La entidad destaca que América Latina y el Caribe han sido las regiones con más rápido crecimiento, y el interés de los inversores está desplazándose cada vez más hacia los mercados en desarrollo.
De acuerdo con su objetivo, existen los siguientes tipos de bonos temáticos:
En este tipo de procesos, y dada la regulación de nuestro país, se requiere que un ente externo realice una revisión antes de la emisión de la integridad y razonabilidad del marco de referencia de los bonos.
Este puede adoptar la forma de segunda opinión –SPO, por su sigla en inglés–, verificación, certificación o clasificación del bono temático, alineada con normas de aseguramiento y los lineamientos impartidos por la Bolsa de Valores de Colombia y la Asociación Internacional de Mercados de Capitales, para brindar transparencia a los potenciales inversionistas.
El proceso de estructuración financiera de un bono temático es similar al de un bono regular; sin embargo, para darle al bono su carácter temático, existen algunos pasos adicionales que los emisores deben adoptar. Las siguientes son las medidas que implican la emisión de un bono temático:
En la fase posemisión es importante que las organizaciones se asesoren con un tercero que los pueda acompañar asegurando la información reportada sobre el uso de los recursos de los bonos temáticos, asignación de fondos e impactos generados, para de tal manera garantizar que esté acorde con el marco de referencia y la promesa de valor a los inversionistas.
Este tipo de instrumentos financieros permite al emisor diversificar las fuentes de financiamiento, así como acelerar y desbloquear los flujos financieros sostenibles y atraer a inversionistas institucionales convencionales o inversionistas de impacto, tanto locales como internacionales.
John Jairo Lache
Head of Audit & Assurance de BDO