Las entidades deben realizar grandes esfuerzos para ganar posicionamiento en el mercado actual; por tanto, tener un amplio conocimiento de su información financiera, y prepararla de manera que apoye las decisiones de la administración, es el nuevo reto que está asumiendo la mayoría.
Las entidades deben realizar grandes esfuerzos para ganar posicionamiento en el mercado actual; por tanto, tener un amplio conocimiento de su información financiera, y prepararla de manera que apoye las decisiones de la administración, es el nuevo reto que está asumiendo la mayoría.
El advenimiento de nuevas tecnologías y formas de incorporarse al mercado, hacen que distinguirse de la competencia sea cada día más difícil para las entidades que luchan por ocupar un lugar importante en la memoria de clientes y usuarios. Como consecuencia de esto, y con el fin de aumentar su competitividad y productividad, los administradores consideran indispensable tener a disposición una asesoría financiera que dé cuenta de los resultados de la entidad, la situación en la que se encuentra y, además, le brinde información importante para la toma de decisiones. En esta figura de asesoría financiera, el contador público toma protagonismo, ya que cuenta con una capacidad técnica que le permite realizar todos los procesos asociados a la información, desde el procesamiento y emisión de esta, hasta la comparación de cifras, evaluación de los indicadores financieros y la elaboración de pronósticos.
Con base en lo anterior, en este editorial mencionaremos algunos aspectos relevantes de la gestión financiera, la toma de decisiones y la interpretación de las cifras de los estados financieros.
La administración, en conjunto con el área financiera (o asesor financiero si se trata de microempresas y pymes), busca tomar decisiones de los siguientes tipos:
En la búsqueda por apoyar a los administradores para que tomen decisiones de forma acertada, el departamento financiero debe cumplir los siguientes objetivos:
Teniendo en cuenta estos objetivos, se podría decir que, si bien es importante apoyar la toma de decisiones de los administradores, la evaluación e interpretación de la información financiera permite dar cuenta a otros usuarios de la situación de la entidad, por ejemplo, órganos de vigilancia, organizaciones académicas, clientes, inversionistas, entre otros. De ahí la importancia de realizar un adecuado examen de la información financiera.
Existen diferentes maneras de evaluar la situación financiera de una entidad. En este editorial mencionamos las que consideramos de mayor uso por parte de los profesionales contables. Estas son:
Este procedimiento se emplea para determinar la estructura interna de los estados financieros de una entidad; permite comparar las cifras de un solo período y determinar la relevancia de una partida sobre otras en los totales y subtotales de los elementos de los estados financieros.
Con este análisis en el estado de situación financiera se pueden determinar cuáles son las fuentes más representativas de recursos para la entidad y cuál es su origen (si son propias, externas, de corto o largo plazo, etc.), cuál es el porcentaje o representación que tiene cada partida respecto a los grupos y subgrupos de cuentas, entre otros aspectos.
En el caso del estado de resultados, este tipo de análisis permite evidenciar en qué partidas se concentra la utilidad de la entidad, cuáles son los gastos más representativos (ventas, administración, impuestos, financieros), etc.
Este procedimiento consiste en realizar una comparación de las cifras de los estados financieros, ubicando las partidas homogéneas en dos o más períodos, con el fin de identificar el cambio de cada una de estas. Con este tipo de análisis se puede evidenciar si los resultados de una entidad son favorables o desfavorables, y qué variaciones requieren atención por parte de socios y administradores. Además, permite evaluar la información a través de variaciones absolutas o relativas.