En algunos casos las entidades adquieren piezas de repuesto para ser utilizadas en el momento en que sean requeridas para cambio. Estas piezas pueden pasar desde algunos días, hasta varios años en stock. En este editorial le aclaramos cuál es su tratamiento contable.
Aunque las normas requieren que se considere el valor residual y la vida útil de acuerdo con la realidad financiera de cada activo, algunos elementos llegan a depreciarse totalmente mientras se están utilizando. A continuación, planteamos el tratamiento que se les debe dar en los estados financieros.
Algunos bienes de propiedades, planta y equipo pueden requerir inspecciones importantes en un intervalo regular de tiempo, con el fin de asegurar que continúen en operación. Siempre que sean relevantes, estas inspecciones se reconocen bajo Estándares Internacionales como un componente separado.
La vida útil es el tiempo por el cual una entidad espera obtener beneficios económicos provenientes de la utilización de un activo. El párrafo 21 de la sección 17 del Estándar para Pymes establece los factores a tener en cuenta en la estimación de la vida útil de las propiedades, planta y equipo.
La depreciación permite a las entidades reconocer el importe depreciable de sus activos de largo plazo como gasto durante sus vidas útiles. Las Normas de Información Financiera no señalan los métodos aceptados o prohibidos; formulan los requerimientos que deben cumplir tales métodos de depreciación.
Los activos que se miden por el modelo del costo-depreciación-deterioro deben evaluarse con el fin de estimar, entre otros aspectos, su valor residual. Si la entidad no estima adecuadamente los valores residuales de sus activos, las depreciaciones serán más altas o más bajas de lo que deberían.
El impuesto diferido debe reconocerse en el mismo componente del resultado integral total o en el patrimonio, en función de la transacción u otro suceso que haya dado lugar al gasto o ingreso por impuesto diferido. En este editorial explicaremos cómo debe realizarse el registro contable.
El método de saldos decrecientes permite depreciar de forma acelerada un activo, debido a que bajo este método el gasto por depreciación es mayor durante los primeros años de vida útil del bien. A continuación, explicamos mediante un ejemplo práctico la aplicación de este método.
La revaluación de los elementos de la propiedad, planta y equipo genera incrementos patrimoniales que deben ubicarse en el “otro resultado integral” –ORI–. Este superávit puede reclasificarse a resultados, a medida que se deprecia el activo o, en su defecto, cuando este sea vendido.
Cuando una entidad opta por utilizar el modelo del valor revaluado para sus activos de propiedad, planta y equipo, debe considerar los efectos de la revaluación sobre los resultados de los períodos posteriores. En este editorial exponemos cómo sería el tratamiento posterior para este elemento.