El problema de la JCC no es solo de estructura, hacen falta directrices claras para la profesión. Los más recientes pronunciamientos siguen siendo políticos más que técnicos. Mientras que no se asuma firmemente el compromiso con el bien común, la profesión estará divagando.
Antes de contratar a una persona es bueno investigar sobre su personalidad y desempeño profesional. Los seres íntegros que colocan todas sus posibilidades en favor del cliente son mucho mejores que los que viven en zonas grises, pues aportan su máximo esfuerzo, se equivocan menos, reconocen sus errores y se apresuran a corregirlos.
El crecimiento económico tiene que ser una prioridad para el país. Si queremos que Colombia avance es clave entender la magnitud de los desafíos que enfrenta.
En eventos aquí y allá se aborda el tema de la revisoría fiscal y su futuro inmediato de cara a la reforma exigida al Código de Comercio. Se oye muy de cerca el rumor del pregonar del cataclismo de la revisoría fiscal. También se mueve la otra escuela, la que vuelve a la carga con su propuesta.
Preocupan los profesionales independientes que sean personas naturales, pues estarán cada vez más atrapados por el gran volumen de documentación y exigencias formales obligatorias que le seguirán imponiendo los organismos de control, tanto nacionales como internacionales.
Muchas veces se adoptan conductas favorables comercialmente, que no se ajustan a las normas. La alta facturación de ciertos clientes conlleva que asuman que pueden dar instrucciones a los auditores. Hay evidencia de pérdida de independencia por el pago de honorarios exagerados.
Los contadores colombianos no tienen claro el ámbito de la teneduría (que es de libre ejercicio), ni las competencias de los técnicos o los tecnólogos en contabilidad. Muchos profesionales en verdad son técnicos, a pesar de tener un título profesional.
A partir del 1 de enero de 2019 inició la aplicación de la NIIF 16, cuyo cambio fundamental es que los arrendamientos operativos se reconocerán dentro de la estructura del balance, para que los usuarios de los estados financieros tengan una visión completa de las actividades de la entidad.
Las leyes tributarias deberían contener un capítulo destinado a reducir la corrupción y la incompetencia, que originan grandes obligaciones a cargo del Estado. No es justo ni será factible que seamos capaces de pagar todo lo que el país necesita, más todo el desvío de recursos estatales hacia los bolsillos de personas corruptas.
Muchos contadores no documentan su trabajo ni los resultados que van obteniendo al tiempo de su actividad, sino que dejan esto para el final. Ciertamente es una práctica equivocada, especialmente si se produce una inspección de alguna autoridad y no hay qué mostrarle.