El dominio de los sistemas de información actuales haría de nuestros contadores unas personas con un horizonte mucho más grande. Un sistema de información es más que un sistema de contabilidad. Así mismo, este es uno entre tantos elementos del conjunto que modernamente es procesado automáticamente.
Varias zonas de peligro tributario pasaron a considerarse de alto riesgo con la última reforma tributaria, Ley 1819 de 2016. Caer en alguna de ellas puede dar lugar a sanciones y clausura del establecimiento.
El principio de sustancia o realidad económica busca la verdad sobre los recursos, previendo que no quede oculta en una maraña de disposiciones contractuales que a veces tratan de lograr ciertos tratamientos preferenciales. La realidad prima sobre la forma, pero no busca que esta se desconozca.
¿Cuánto aprenden nuestros estudiantes de las regulaciones departamentales y municipales? No lo sabemos. Parece que muy poco hasta donde recordamos los planes de estudio.
El país debería repensar su sistema de inspección, vigilancia y control, de manera que tengamos unidad conceptual, similitud de procedimientos y de herramientas para conjurar situaciones indeseables.
La contabilidad como disciplina y la contaduría como profesión han existido durante milenios. No obstante, en la mayoría de los casos los estudiantes de la carrera de contaduría pública en Colombia que estudian los conceptos y las prácticas vigentes, rara vez hacen una retrospectiva.
La normalización tributaria consta de tres etapas, la primera es la firma acuerdos de intercambio de información con otras jurisdicciones, seguido del impuesto de normalización (aplicable hasta el 31 de diciembre de 2017) y culminando en la sanción de inexactitud del 200 % por omitir activos.
El control interno debe asignar a cada persona el cumplimiento de las normas que tienen que ver con sus funciones. Si existen cuestiones complejas, este debe contemplar la manera de obtener asesoramiento por parte de profesionales del derecho competentes en la materia concreta de que se trate.
Los contadores públicos deben exponer a sus clientes de qué manera les ayudarán a cumplir las obligaciones de conservación y de exhibición, aun después de cesada la relación de servicios profesionales.
En algunos casos el auditor necesita apoyarse en el trabajo especializado de profesionales diferentes a contadores públicos para lograr evidencia válida y suficiente que le permita emitir su informe con mayor fundamentación y certeza.