El Instituto de Auditores Internos indica que se deben construir fuertes relaciones para comprender las estrategias y metas de una organización.
Si líderes de auditoría no invierten tiempo y energía en construir relaciones con clientes, habrá pocas oportunidades de que se preste atención a su aseguramiento.
El Instituto de Auditores Internos indica que se deben construir fuertes relaciones para comprender las estrategias y metas de una organización.
Si líderes de auditoría no invierten tiempo y energía en construir relaciones con clientes, habrá pocas oportunidades de que se preste atención a su aseguramiento.
En medio de la pandemia del COVID-19, el Instituto de Auditores Internos ha “tanteado” cómo ha sido el accionar de estos profesionales a través de encuestas durante los meses que ha durado la crisis.
Desde el punto de vista de la entidad, existe evidencia que indica una correlación entre la fortaleza de las relaciones con las partes interesadas y el nivel de participación que tuvieron las funciones de auditoría interna como respuesta a la pandemia.
«Creo que aquellos que invirtieron en establecer y nutrir las relaciones con la gerencia y las juntas antes de la pandemia estuvieron más propensos a participar activamente, mientras aquellos que no lo hicieron se sentaron al margen», afirma Richard F. Chambers, presidente y director ejecutivo del Instituto de Auditores Internos.
Él explica que parte de esta conclusión se sustenta en el sentido común. Particularmente, en tiempos de crisis, los lideres son más propensos a recurrir a aquellos en quienes confían.
Si los líderes de auditoría no invierten tiempo y energía en construir esas relaciones confiables, existirán pocas oportunidades de que se preste atención a su aseguramiento y consejo cuando llegue una catástrofe, en este caso llamada COVID-19.
«Construir relaciones fuertes requiere también un compromiso para comprender la misión de la organización, estrategias y metas. Los líderes de auditoría interna que comprenden las complejidades de la gerencia también tienen más probabilidades de ser vistos como valiosos y confiables aliados en una crisis», indica Chambers.
Después de todo, comprender y responder a las expectativas de las partes interesadas es fundamental para construir relaciones, así como fundamental para hacer bien el trabajo por parte de los auditores internos.
Dichas relaciones posicionan a la auditoría interna para saber cómo esas expectativas cambian y evolucionan con el paso del tiempo.
Chambers entrega cuatro claves para gestionar el ciclo de vida de las expectativas de las partes interesadas:
Los resultados de una de las encuestas indican como las funciones de auditoría interna modificaron los planes de auditoría para identificar y mitigar los riesgos relacionados con la pandemia.
Los resultados de las encuestas también muestran una falta de participación de muchas funciones de auditoría, ya que las organizaciones sopesaron los pros y los contras de que los empleados regresen al lugar de trabajo.
“Encuentro preocupante que demasiados encuestados no pudieran dar una opinión sobre la forma en que estaba preparada su organización. Esto indica que un gran número de funciones de auditoría interna están observando desde lejos algunos de los mayores riesgos que enfrentan sus organizaciones, lo que es inaceptable, considerando que las evaluaciones de riesgo deberían haberse actualizado para hacer frente a la crisis», dice Chambers.
Explica que esto no quiere decir que la auditoría interna no esté haciendo nada. Casi tres cuartos de los encuestados señalaron que están identificando riesgos emergentes y actualizando las evaluaciones de riesgos; dos tercios están realizando actividades de consultoría en preparación para el regreso de las organizaciones al lugar de trabajo. Sin embargo, pocos auditores internos están realizando revisiones de ciertas áreas críticas de riesgo.