El estado de situación financiera es una herramienta muy útil para obtener cifras que permitan analizar la estructura financiera de una entidad y el movimiento de sus transacciones. En este editorial mencionamos algunos aspectos relativos a este estado, su estructura, presentación y utilidad.
El estado de situación financiera es una herramienta muy útil para obtener cifras que permitan analizar la estructura financiera de una entidad y el movimiento de sus transacciones. En este editorial mencionamos algunos aspectos relativos a este estado, su estructura, presentación y utilidad.
El estado de situación financiera presenta las partidas del activo, pasivo y patrimonio y es el punto de partida para realizar un análisis de la estructura financiera de una entidad. Lo primero que debe tenerse en cuenta al preparar o analizar dicho estado es que no existe un orden establecido en el que las partidas deban ser presentadas. Es decir, el orden en el que se enumeran las partidas en el párrafo 54 de la NIC 1 −el cual comienza indicando partidas que corresponden al activo no corriente−, no sugieren una estructura específica; por tanto será potestad de la entidad el orden y la estructura que desee asignar, lo importante viene a ser que la forma en la que sea presentado dicho estado resulte relevante para que los usuarios comprendan la información financiera.
Asimismo, la entidad podrá decidir si presenta cuentas (adicionales a las mencionadas en el párrafo 54 de la NIC 1), subtotales o encabezados, siempre que esta presentación permita que la información sea más comprensible.
En el análisis financiero de este estado es muy importante identificar las partidas corrientes y no corrientes, dado que el impacto en la liquidez de la entidad depende de su comportamiento. Así pues, la entidad deberá presentar sus activos y pasivos corrientes y no corrientes como categorías separadas.
A continuación mencionaremos la distinción entre partidas corrientes y no corrientes, para lo que primero es conveniente aclarar que el término ciclo normal de operación bajo Estándares Internacionales se entiende como el período que transcurre entre la adquisición del activo que está en proceso productivo y su realización en efectivo, es decir el tiempo que transcurre desde que se controla la materia prima, se utiliza en la producción del bien o prestación del servicio, se mantiene en el inventario y su fecha de venta. En caso de que el ciclo de operación no sea claramente identificable se supone que la duración de este es de doce meses.
Un activo se clasifica como corriente cuando:
Son activos no corrientes todos los que incumplan con la definición de activo corriente. Generalmente son activos tangibles, intangibles y financieros de largo plazo, como las propiedades de inversión, propiedad planta y equipo, inversiones a largo plazo, etc.
Un pasivo se clasifica como corriente cuando:
Como vimos en el punto anterior, un pasivo puede clasificarse como corriente cuando no haya lugar a aplazar la cancelación del compromiso, por tanto, cuando exista oportunidad de ampliar tal acuerdo inicial, la partida se clasificaría como no corriente. De la misma forma, si la entidad incumple las condiciones contractuales sobre un préstamo a largo plazo y esto genera que el prestamista pueda hacer exigible la obligación en un período más corto o distinto al inicialmente pactado, antes de que esto suceda la entidad debe clasificar el pasivo a largo plazo como corriente, independientemente de que el prestamista no haya decidido qué hacer con dicha situación. Por otra parte, todas las obligaciones que no cumplan con las condiciones para ser pasivo corriente se clasificarán como no corriente.
De acuerdo con las explicaciones de la NIC 1 del Estándar Pleno y la sección 4 del Estándar para Pymes, la presentación bajo partidas corrientes y no corrientes es eficiente para las entidades que se dediquen a la producción de bienes o prestación de servicios en un ciclo de operación que se pueda identificar fácilmente, puesto que las partidas clasificadas como corrientes mostrarían los activos que están circulando como capital de trabajo, asimismo se evidencian los pasivos que deben liquidarse en el período. En cambio para entidades como las financieras, que no producen bienes sino servicios y cuyo ciclo de operación no es fácilmente identificable, puede llegar a ser más eficiente presentar sus partidas de acuerdo con su liquidez.
En caso de que la entidad desee presentar su estado de situación financiera de acuerdo con el grado de liquidez de sus activos y pasivos y considere que de esta forma presenta una información más confiable, podrá hacerlo ordenando sus partidas bajo este modelo (ya sea en forma ascendente o descendente).