Herlaynne Segura reconoce que Colombia es un país que le apostó, desde 2012, al teletrabajo, pero no se ha incorporado como debería ser.
El confinamiento evidencia muchos aspectos que se deben mejorar alrededor del teletrabajo; por ejemplo, el papel de las ARL.
Herlaynne Segura reconoce que Colombia es un país que le apostó, desde 2012, al teletrabajo, pero no se ha incorporado como debería ser.
El confinamiento evidencia muchos aspectos que se deben mejorar alrededor del teletrabajo; por ejemplo, el papel de las ARL.
Herlaynne Segura, docente virtual de la maestría en Comunicación Digital en la Universidad Pontificia Bolivariana, de Cibercultura en la maestría en Comunicaciones en la Universidad de Antioquia y periodista digital independiente, afirma en #CharlasConActualícese que a nivel laboral hoy estamos en un modo «todo en uno».
«Estamos utilizando un mismo espacio para trabajar, para educar a los hijos, realizar las labores domésticas y compartir con nuestra pareja», afirma.
Para esta consultora, conferencista e investigadora de comunicación digital y teletrabajo, siempre se había pensado que el teletrabajo era sinónimo de estar relajado en la casa y descansar, pero con el confinamiento el concepto se desbordó. Por ejemplo, las reuniones laborales a través del teletrabajo abundan en medio de la coyuntura.
Segura recuerda que, según la Ley 1221 de 2008, el teletrabajo es una forma de organización laboral que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación –TIC– para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerir la presencia física del trabajador en un sitio específico de trabajo.
Reconoce que Colombia ha sido un país que le apostó, desde 2012, al modelo del teletrabajo.
«A partir de dicho año comenzó un proceso de promoción para esta modalidad laboral, a través de charlas y cursos gratuitos, así como inversión en publicidad», recuerda.
Recalca que, al llegar el confinamiento, llega el teletrabajo, uno que no conocemos y que no es el que queríamos que se promoviera, que se incorporara.
«Sí, dio un impulso, pero con unas condiciones ajenas para incorporarlo», indica.
A propósito, Herlaynne Segura expresa lo siguiente:
«En este tiempo se ha demostrado que es posible teletrabajar, que tenemos competencias digitales que se pueden explotar y reforzar, que las empresas se pueden sostener económicamente y mantener a sus empleados a través de esta modalidad».
También se ha demostrado que el tema de los riesgos laborales es complejo.
«Se han presentado muchas inquietudes alrededor de la iluminación, la comodidad del empleado, el puesto que este utiliza para desempeñar sus labores, la conectividad del empleado, por ejemplo. Y de esta forma llegamos a trabajar en casa con los recursos que cada uno tiene, sumados a los hijos y las labores del hogar», afirma.
Por todo lo anterior, el Gobierno nacional afirma que esto no es teletrabajo, sino trabajo en casa. Segura expresa que, cuando el teletrabajo comenzó a tomar fuerza en medio del aislamiento, pensaba que se debía incorporar del todo o se dañaba, «porque muchas personas se sentirán agotadas y van a querer regresar a una oficina; esas son las perspectivas».
Para ella, el teletrabajo requiere un cambio cultural. La mentalidad en este modelo laboral se debe conformar por parte del empleado, el empleador, el entorno, las empresas y el mismo Gobierno nacional; por lo que luce complicado que se conforme un teletrabajo ideal.
«El Gobierno nacional ha hecho mucho por el teletrabajo. No se ha incorporado como debería ser, pero esto no solo depende de los gobernantes. Está la ley, y el siguiente paso lo tiene que dar la ciudadanía, que los líderes aparezcan. Todavía hay resistencia a este tema y a las prácticas virtuales. No les gusta a muchos», recalca.
Al margen de todo lo que se ha dicho anteriormente, Segura afirma que una persona necesita ser disciplinada y eficaz. Además, se debe configurar una cultura donde no se contamine el tiempo de la familia y se evite trabajar los fines de semana.
«El confinamiento evidencia que hay aspectos que se deben mejorar. Una vez pase esta nueva realidad, se debe evaluar lo bueno, lo malo y lo feo del teletrabajo», reflexiona.
Teniendo en cuenta que esta es una modalidad laboral y no una práctica que pueda ejercer cualquier persona, que quiera hacerlo y que lo intente, para teletrabajar es necesario un dispositivo como un computador, tablet, smartphone y, por supuesto, conectividad.
«Las necesidades específicas de cada profesional varían en función de su actividad», explica.
También existen modalidades de teletrabajadores. Están los autónomos que utilizan su propio domicilio o un lugar para realizar su labor, puede ser una oficina o un local pequeño.
Por otra parte, están los móviles, que no cuentan con un espacio específico, sino que utilizan dispositivos móviles, y para quienes las TIC son claves.
Finalmente, existen los suplementarios, que laboran 2 o 3 días en la empresa y los otros en casa.