En una relación de consumo existen 3 figuras fijas: el consumidor, el productor y el proveedor. Estos dos últimos en algunos casos son el mismo; también podemos encontrarnos con múltiples proveedores dentro de una cadena de consumo. Consumidor Es la persona natural o jurídica que adquiere o usa un bien o servicio determinado para su […]
En una relación de consumo existen 3 figuras fijas: el consumidor, el productor y el proveedor. Estos dos últimos en algunos casos son el mismo; también podemos encontrarnos con múltiples proveedores dentro de una cadena de consumo.
Es la persona natural o jurídica que adquiere o usa un bien o servicio determinado para su satisfacción, sea doméstica o empresarial. El consumidor, también puede entenderse como el usuario final.
Es quien de manera habitual, constante, sea directa o indirectamente, fabrique, produzca, ensamble, importe, productos o bienes.
Es quien ofrece, suministra, distribuye y comercializa un producto.
La calidad es la condición del producto, es decir, que cumpla con las características inherentes al bien en sí como son las propiedades, ingredientes y componentes, que constituyen el bien o servicio y brindan satisfacción al usuario final, y las dadas en la información suministrada al consumidor.
La idoneidad, es la competencia del producto, entiéndase como la finalidad del mismo, es decir, que en realidad cumpla con los fines para los cuales se produjo y adquirió.
De tal manera, que el productor y el proveedor deben cada uno velar por que el bien o servicio ofrecido cumpla con los requisitos de calidad e idoneidad; en primer lugar el productor deberá dar origen a un bien confiable y seguro con el lleno de requisitos necesarios para que el consumidor obtenga lo deseado; por su parte, el proveedor deberá brindar la confianza necesaria al consumidor, en cuanto a que el producto adquirido es el mismo dado por el productor, y ha sido resguardado por este para su usuario final.
Pero la idoneidad y calidad no es la única responsabilidad del proveedor y el productor; estos, también deben asegurarse de que el producto comercializado sea seguro, es decir, que esté en situaciones normales de utilización, no presente riesgos para la salud o integridad de los consumidores.