Los honorarios son uno de los aspectos más relevantes que debe observar el contador cuando negocia un nuevo contrato con un cliente. La complejidad de la labor a contratar, el tamaño de la entidad y la experiencia del profesional son algunos de los puntos que deben observarse.
Los honorarios son uno de los aspectos más relevantes que debe observar el contador cuando negocia un nuevo contrato con un cliente. La complejidad de la labor a contratar, el tamaño de la entidad y la experiencia del profesional son algunos de los puntos que deben observarse.
Recibir una retribución justa por el trabajo que se desempeña es el deseo de cualquier profesional. Sin embargo, para el contador público esto se torna en una tarea prácticamente imposible por diversos factores, entre los que intervienen aspectos como el nivel de estudios y experiencia del profesional, la organización de la profesión y las condiciones socioeconómicas del país.
La contaduría pública representa un enorme riesgo para quien la ejerce, debido al grado de responsabilidad que el Estado y la sociedad demandan de este profesional en todas las actuaciones que la ley le ha facultado para desempeñar (Ley 43 de 1990). Dicha responsabilidad abarca campos tan amplios como el profesional, ético, civil y penal. Lo anterior exige que el contador deba desarrollar conocimientos en diversas áreas, y que constantemente deba mantenerse actualizado.
Por eso, cuando el contador “firma” no lo hace solo por el servicio que presta en determinado momento, sino por el nivel de conocimientos que le permite llegar a ese resultado y por el riesgo al que se expone al hacerlo.
Sin duda, la profesión sufre las consecuencias de la sobreoferta de contadores que existe en el país. Esto, aunado a la falta de concientización que existe del trabajo del contador –y que proviene no solo del usuario de sus servicios, sino desde los mismos contadores– ha conllevado a que los precios de los distintos servicios disminuyan.
Una de las soluciones puede darse desde el ámbito gremial, pues son los contadores unidos los que podrían adelantar las gestiones necesarias para proteger sus intereses y sus condiciones laborales. Mientras no se adelante esta tarea, resulta muy difícil controlar lo que cada contador, representante de la profesión, acuerde cobrar individualmente.
Algunas de las recomendaciones que puede observar el contador para definir sus honorarios se explican en el Concepto 962 del 21 de marzo de 2019, elaborado por el Consejo Técnico de la Contaduría Pública –CTCP– y en el documento de orientación profesional nº 16 Tarifas de honorarios profesionales del 16 de junio de 2009 del mismo organismo. Veamos:
El contador público, como se mencionó, está facultado para desarrollar diferentes labores que difieren en cuanto a la responsabilidad que implican y el nivel de dificultad que exige su ejecución. Algunos aspectos que pueden observarse para determinar esta complejidad son el tamaño, la actividad y las operaciones que desarrolla la entidad contratante, puesto que estos influyen directamente en el número de horas que espera dedicar el contador a cada encargo, así como en el riesgo profesional que asume.
La situación de la empresa influye en la determinación de los honorarios, porque puede aumentar el riesgo y la dificultad de los servicios que presta el contador. Algunos aspectos que se pueden indagar son, entre otros, el cumplimiento de obligaciones fiscales, si existen el diseño de políticas y procedimientos contables, si se han presentado los estados financieros de fin de ejercicio, y si se realizó el proceso de convergencia.
Uno de los puntos más importantes al determinar los honorarios son el nivel de experiencia y especialización que posea el profesional en el área en que pretenda desempeñarse, puesto que estos son un respaldo de la calidad con la que se realizará la labor. El contador, por tanto, debe sopesar este aspecto y determinar si puede influir en la determinación de sus honorarios.
Si el contador requiere contratar auxiliares por su cuenta para desempeñar la labor, también debe considerar ese factor en la negociación de sus honorarios. Esto es particularmente importante cuando el contador presta servicios de outsourcing contable y requiere procesar todas las transacciones de la entidad; en esos casos debe quedar establecido si requiere de un auxiliar que apoye esta labor de manera que este se ocupe de el cierre contable y la elaboración de los estados financieros. Asimismo, en encargos de revisoría fiscal o de auditoría puede requerir auxiliares que apoyen la realización de pruebas como toma de inventarios, arqueos, entre otros.
Los puntos expuestos arriba solo pueden evaluarse adecuadamente si el contador, antes de aceptar el encargo, realiza un estudio adecuado de las condiciones del cliente, que le permita cotizar sus servicios y planificar las tareas y tiempos con anticipación (página 8 de la orientación).