Si al 31 de diciembre de 2019 la entidad está afectada por el COVID-19, será necesario que la gerencia considere si es apropiado preparar los estados financieros bajo el supuesto de negocio en marcha.
Deloitte analiza varios conceptos que se verán afectados dentro de los estados financieros 2019.
Si al 31 de diciembre de 2019 la entidad está afectada por el COVID-19, será necesario que la gerencia considere si es apropiado preparar los estados financieros bajo el supuesto de negocio en marcha.
Deloitte analiza varios conceptos que se verán afectados dentro de los estados financieros 2019.
En su boletín IFRS in Focus, Deloitte publica el informe «Consideraciones contables relacionadas con la enfermedad Coronavirus 2019», cuyo propósito es resaltar algunos aspectos clave que las entidades deben considerar al momento de preparar sus estados financieros bajo Estándares Internacionales para períodos culminados el 31 de diciembre de 2019 o posteriormente.
En nuestro editorial Coronavirus (COVID-19): consideraciones contables para la elaboración de los estados financieros 2019 comenzamos desglosando este tema, el cual continuamos el día de hoy.
Los estados financieros están preparados sobre el supuesto de negocio en marcha, a menos que la gerencia tenga intenciones de liquidar la empresa, cesar operaciones o que no exista una alternativa realista a cualquiera de estas opciones.
La evaluación sobre si el supuesto de negocio en marcha es apropiado toma en consideración eventos ocurridos posteriores a la fecha de reporte.
«Si al 31 de diciembre del 2019, la entidad está severamente afectada por el COVID-19, a pesar de que el impacto significativo en las operaciones ocurrió posterior al cierre del período, será necesario que la gerencia considere si es apropiado preparar los estados financieros bajo el supuesto de negocio en marcha. Cuando la gerencia esté informada de incertidumbres materiales que cause una duda significativa sobre la capacidad de la empresa de continuar como un negocio en marcha, la entidad debe revelar éstas incertidumbres materiales en los Estados Financieros», ejemplifica Deloitte.
La interrupción de la producción y la reducción en las ventas pueden tener una implicación en el capital de trabajo de la empresa.
Las entidades pueden buscar maneras de manejar este riesgo, incluyendo el uso de fuentes alternativas de financiamiento, tales como diferir el pago a proveedores y alcanzar acuerdos con instituciones financieras.
De forma similar, las entidades pueden buscar obtener un cobro anticipado de cuentas por cobrar comerciales a través de una institución financiera que compre la deuda a un precio descontado.
Las entidades deben considerar cómo el uso de éstas técnicas de capital de trabajo se reflejan en sus revelaciones de manejo de riesgo de liquidez, como lo requiere la NIIF 9 – Instrumentos financieros.
«Adicionalmente, las entidades deben considerar los requisitos de revelación específicos para la transferencia de activos financieros requerido por la NIIF 7 en los casos donde el activo financiero sea vendido para financiar el capital de trabajo requerido, y las políticas contables y juicios aplicados en la determinación de la presentación en el estado de situación financiera y en el estado de flujos de efectivo de saldos adeudados y pagados donde se utilizan los acuerdos de financiamiento», plantea Deloitte.
Al cierre de cada período de reporte, las entidades deben evaluar cuidadosamente la información disponible posterior a la fecha de reporte, pero previa a la fecha de autorización de los estados financieros. Los saldos de los estados financieros se deben ajustar para reflejar los eventos que proporcionan evidencia de las condiciones que existían al final del período de reporte.
Adicionalmente, si los eventos que no requieran ajustes son materiales, se espera que la entidad revele la naturaleza de los eventos y una estimación de su efecto financiero, o que realice una declaración indicando que dicho estimado no puede realizarse.
Con respecto a períodos de reporte culminados antes del 31 de diciembre de 2019, es generalmente apropiado considerar que los efectos en la entidad son el resultado de eventos que surgieron posteriores a la fecha de reporte, que puedan requerir revelación en los estados financieros, pero que no afectan los saldos registrados.
«Para períodos de reporte subsecuentes, el COVID-19 pudiese afectar el reconocimiento y valoración de activos y pasivos en los estados financieros», indica la publicación.