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«Dificultad para llevar a cabo reforma pensional es la mezcla de populismo e ignorancia en el Congreso»

Mauricio Galindo, editor de economía de El Tiempo, autor del libro “¿Cómo nos vamos a pensionar?” afirma que debemos ser insistentes en hablar del tema pensional, el cual no debe ser dirigido únicamente a los viejos y asalariados, sino también a los jóvenes e independientes.

Fecha de publicación: 27 de mayo de 2019
«Dificultad para llevar a cabo reforma pensional es la mezcla de populismo e ignorancia en el Congreso»
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Mauricio Galindo, editor de economía de El Tiempo, autor del libro “¿Cómo nos vamos a pensionar?” afirma que debemos ser insistentes en hablar del tema pensional, el cual no debe ser dirigido únicamente a los viejos y asalariados, sino también a los jóvenes e independientes.

Mauricio Galindo Caballero, periodista, economista, editor de economía de El Tiempo y autor del libro ¿Cómo nos vamos a pensionar?, en el cual hace un recorrido por los diferentes rostros de la informalidad en Colombia y cómo ella plantea un enorme obstáculo para tener un sistema de pensiones que beneficie a la mayoría de la gente, comparte en Actualícese su punto de vista sobre el sistema pensional colombiano.

Desde su punto de vista, ¿qué obstáculos afrontará el Gobierno a la hora de discutir la próxima reforma pensional?

“La principal dificultad para llevar a cabo este tipo de reformas es la mezcla de populismo, ignorancia e irresponsabilidad que puede reproducirse en el Congreso”

La principal dificultad para tramitar un proyecto relacionado con las pensiones es el populismo. El mismo Gobierno viene insistiendo en que las edades de pensión no se van a cambiar. Si se da esa pauta, las demás fuerzas en el Congreso podrán reclamar que no se toquen las semanas, o el porcentaje del ingreso que se debe aportar o las tasas de remplazo para calcular las mesadas de quienes se jubilen. O, peor aún, no faltará quien proponga que esos parámetros incluso se disminuyan. La principal dificultad para llevar a cabo este tipo de reformas es la mezcla de populismo, ignorancia e irresponsabilidad que puede reproducirse en el Congreso. No se trata de que los parámetros tengan que endurecerse porque sí, sino de que por adelantado se decida que no se van a tocar sin hacer los correspondientes cálculos y una discusión seria.

¿Los subsidios que entrega el régimen público es lo que más le hace daño al sistema pensional?

Los subsidios que se entregan son uno de los problemas que afectan el sistema de pensiones; más concretamente, la inequidad con la que estos se entregan. Por ejemplo, el Estado debe destinar unos 18 billones de pesos al año del presupuesto nacional para completar las mesadas del régimen público. Y de ese dinero, el 65 % es para pagar las mesadas del 20 % de jubilados con pensiones más altas, y menos del 1 % para pagar las mesadas del 20 % inferior.

Sin embargo, el principal problema para el sistema en el país es la informalidad. A su vez está el hecho de que el 43 % de los trabajadores del país labore por cuenta propia, no porque tengan prósperos emprendimientos individuales, sino porque no hay para ellos más opciones que el rebusque; el hecho, también, de que algunos patronos no afilian a sus trabajadores, e incluso descuentan los aportes y no los entregan a las entidades de pensiones o de salud, sino que se los roban; que hay trabajadores independientes que quizás sí tienen ingresos significativos pero no sienten que haya nada que los obligue a aportar al sistema; y que la afiliación y el aporte no responden a la conciencia, sino a la obligación.

La informalidad laboral hace que muchos colombianos no coticen a pensiones. ¿Qué se puede hacer para que los independientes informales sean conscientes de la importancia de hacerlo?

Que el Estado les hable más a sus ciudadanos, sobre todo a los más jóvenes; que también lo hagan las entidades que compiten en el mercado, es decir, que estas no solo se dirijan a los asalariados, sino que vayan también, más explícitamente, por los independientes. Que lo hagan también los medios de comunicación. Que hablen del tema recurrentemente. Que cuando hablen de pensiones no se dirijan solo a los viejos. Que actúen con la conciencia de que el tema de pensiones es principalmente para jóvenes. Que usted y que yo les hablemos del tema a quienes queremos, a quienes están en nuestro hogar, en nuestra familia, en nuestro entorno. Que todos se vuelvan cansones con el tema.

¿Qué otros puntos se deben considerar a la hora de discutir este tema?

Hay un punto de fondo, relacionado con las decisiones colectivas que toma la sociedad a través del Congreso, pero también con las decisiones individuales, en la vida diaria: la educación. La debilidad en la formación en temas financieros lleva a decisiones equivocadas tanto a los individuos como a quienes establecen las políticas públicas en el Congreso, así como en el Gobierno.

Es evidente el rechazo de la gente al hecho de que obtener un beneficio cuesta. Queremos tener los mejores beneficios cuando nos retiremos, pero no somos capaces de establecer la relación mental entre el beneficio que se quiere y el ahorro que se necesita. En otras palabras, queremos y exigimos el beneficio, pero no estamos dispuestos a hacer el sacrificio necesario que lo respalde.

Hay un cambio de fondo necesario en la sociedad, que quizás deba empezar en el preescolar, y es el significado de un presupuesto; que los gastos no pueden ir más allá de los ingresos, y que los ingresos son resultado del esfuerzo y del trabajo; no de extorsionar a otros conciudadanos, para que sean los otros los que lleven del bulto con los impuestos y financien mi pensión o la educación de mis hijos o mi salud.

Hace unos meses me impresionó ver a universitarios que, mientras nos impedían el paso a personas de la clase trabajadora que usábamos el transporte público, gritaban pidiendo más plata para las universidades. Y luego gritaban en contra de recaudar más impuestos. Decían: «no a la reforma tributaria», ley que se tramitaba por esos días. Digo que me impresionó porque esa reforma aumentaba las tarifas de renta a los de mayores ingresos, ponía un impuesto al patrimonio a unas 5.000 personas que poseen los mayores activos del país, hacía cambios en los impuestos que pagan accionistas sobre los dividendos que reciben de las grandes empresas del país, e incluso, en un comienzo, planteó una devolución en efectivo del IVA a los cinco millones de hogares más pobres. Pero estas personas que hacen parte de la élite privilegiada que tiene acceso a la educación superior pedía más plata, pero a la vez rechazaba esa reforma que tocaba los bolsillos de mayores ingresos.

Luego, hay un punto de fondo que muestra la debilidad en la educación. Ojalá en el sistema educativo se afinara, aunque fuera, el sentido común.

¿Qué opina de la posición de los fondos privados que afirman que al 95 % de los colombianos les conviene más pensionarse con ellos?

“La clave es si a mí me convienen más los fondos o Colpensiones. Y eso cada cual lo debe mirar según sus propias circunstancias. A ello le puede ayudar el derecho de recibir la doble asesoría”

No creo que desde el punto de vista de las decisiones individuales esta sea la consideración más importante. La clave es si a mí me convienen más los fondos o Colpensiones. Y eso cada cual lo debe mirar según sus propias circunstancias. A ello le puede ayudar el derecho de recibir la doble asesoría. Si la pide, es obligación del fondo y de Colpensiones dársela. Y si la conclusión, luego de comparar sus circunstancias con las reglas de juego de cada uno de los dos regímenes, es estar en Colpensiones, pues seguramente tomará esa decisión. Y si la conclusión es la contraria, que le conviene estar en los fondos, pues seguramente tomará ese otro camino, sin importar si hace parte del 90 % mayoritario o del 10 % minoritario.

Pero no quiero sacarle el cuerpo a lo que preguntó: lo que dicen los fondos tiene sentido. La mayoría de personas que trabajan no tienen ingresos altos, y quienes se afilian a pensiones no tienen continuidad en los aportes. De esta manera, la mayoría no logrará acumular las semanas de aportes que le dan el derecho de pensión. Y quienes sí lo logren, lo habrán hecho con ingresos bajos, de salario mínimo. Así, los que no logren pensionarse tendrán en los fondos una devolución de saldos, y en Colpensiones tendrán una indemnización sustitutiva.

Llámese como se llame, ese dinero puede ser mayor en los fondos privados que en Colpensiones, pues en ellos influyen los rendimientos financieros de la inversión, mientras que en Colpensiones solo se ajusta con la inflación. Y entre quienes se pensionen con el mínimo, el derecho en Colpensiones se alcanza a las 1.300 semanas y en los fondos a las 1.150

Al margen de la competencia entre el RAIS y el RPM, ¿un colombiano debe ser consciente de la importancia de ahorrar para su vejez? ¿Por qué no lo hacen?

Hay un rasgo cultural, quizás no solo en Colombia; diría que es muy extendido en la humanidad, que apunta a sobrevalorar el presente, lo que tiene como consecuencia subvalorar el futuro. En la práctica, cuando ponemos en una balanza el bienestar inmediato frente a un sacrificio inmediato que le apunte a un bienestar futuro, la balanza se inclina fácilmente del lado del beneficio presente. Y si las decisiones cada día se desprenden de lo que va señalando esa balanza, el sacrificio por el futuro nunca se hará. Por su parte, cuando eso que se veía como un futuro lejano e incierto se convierte en el presente, ya será tarde para emprender acciones.

¿Qué estrategia se podría implementar para que un mayor número de personas le apuesten al ahorro pensional voluntario?

Creo que está en manos de las entidades que compiten en el sistema, siendo más agresivos en ofrecer esa línea de ahorro y recordar permanentemente los beneficios tributarios. Cada vez que la gente recibe la quincena y ve su retención en la fuente es una buena ocasión para recordar que existen esos beneficios para quienes deciden hacer ahorro en pensiones voluntarias.

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