Profesionales nos comentan, con humor, sus experiencias en medio del confinamiento provocado por el COVID-19.
Ellos nos cuentan lo qué han aprendido de la cuarentena, lo que les gustaría seguir haciendo y lo que definitivamente no.
Profesionales nos comentan, con humor, sus experiencias en medio del confinamiento provocado por el COVID-19.
Ellos nos cuentan lo qué han aprendido de la cuarentena, lo que les gustaría seguir haciendo y lo que definitivamente no.
De antemano agradecemos a todos los profesionales que participaron en este especial, diferente y cargado de situaciones graciosas, pero que también nos ha enseñado a valorar a nuestros padres, hijos y familia, en general.
Estas fueron las preguntas que les formulamos y que ellos respondieron, dejando conocer puntos de su intimidad familiar:
Martha Helena Ramírez, abogada experta en propiedad horizontal
1) Llevo muchísimos años sin encargarme de las labores domésticas y, al tener que quedarme sin la persona encargada del aseo, por ser externa, me tocó encargarme de hacer todo el oficio, monumental, de una casa con gente que está ensuciando todo el día.
Me sentí como el personaje de la broma que circula en redes: “De abogada pasé a ser la Esperancita de la casa”.
2) Aprendí que son más importantes los temas vitales que los ocupacionales. Además, esta situación ha fortalecido las relaciones de familia; estoy feliz de compartir con mis padres, justo en la época en la que más compañía y afecto necesitan.
3) Me han gustado mis largas horas de lectura y estudio, formando así nuevos contenidos para mi trabajo profesional.
4) No quisiera volver a hacer oficio doméstico. Quiero invertir mis competencias en algo menos duro; me apasiona el trabajo intelectual.
5) En cuanto termine el aislamiento inmediatamente saldré a seguir buscando opciones de mejoramiento para mis clientes; a entregar productos altamente diferenciados, basados en mi experiencia para mejorar procesos ya aprendidos; a mejorar ostensiblemente mis relaciones interpersonales e intergrupales; y a incrementar significativamente mis herramientas para la supervivencia basadas en el incremento de la empatía, la comunicación y el respeto por la humanidad.
Daniel Sarmiento Pavas, contador público, miembro del SMEIG (IASB), exmiembro del Consejo Técnico de la Contaduría
1) Me ha pasado lo mismo que a muchos: tuve una reunión de socios, pero se me olvidó que no estaba presentable de la cintura para abajo y me paré de la silla a cerrar la puerta con la cámara encendida. Por supuesto, fui objeto de bullying.
2) Aprendí a organizarme mejor; a tomar descansos planeados; a separar el ambiente de familia del de trabajo, aún en la misma casa; y a valorar cosas tan simples como salir a caminar sin temor.
3) Aprender a disfrutar el silencio.
4) Dejarme arrastrar por el ritmo de la ciudad.
5) ¡Ir a un buen restaurante! La comida casera es rica, pero salir a un buen sitio hace falta; sin embargo, creo que eso aún se demora.
Mauricio Gómez Villegas, PhD, contador público, profesor asociado de la Universidad Nacional de Colombia
1) Pensaba que lo más tedioso del trabajo doméstico era planchar la ropa, hasta que descubrí que era desinfectarla.
2) He aprendido sobre el trabajo del cuidado de nosotros y de los otros, así como de todas las tareas del hogar; es un trabajo muy feminizado por las prácticas culturales y sociales y es muy duro, exigente y toma muchísimo tiempo y esfuerzos. Debemos propender por una equidad en el trabajo del cuidado de nosotros, del hogar.
Por otra parte, la vida social y humana es muy frágil. A veces vivimos con mucha soberbia, individual y colectiva, por nuestra incapacidad de ser conscientes de que somos solo una gota de agua en el universo de la vida y el cosmos, y dependemos de equilibrios muy frágiles, donde toda la vida está interconectada.
3) Sacar tiempo para conectarme y conversar con algunos amigos y familiares por medios virtuales. En la vida cotidiana no se hacen esfuerzos para compartir y departir con lentitud y gozo con los seres más queridos.
Asimismo, me gustó poder disfrutar de las tres comidas caseras, que en Bogotá son un lujo por las distancias respecto de los sitios de trabajo. También pude leer varios libros que tenía en espera.
4) Tener ritmos tan acelerados. Comer tanto en la calle en el día a día. También quiero regular más los tiempos que dedico al uso de tecnologías, puesto que impactan mucho la concentración, especialmente las redes sociales.
5) Hacer deporte al aire libre. Pese a que se han autorizado ciertos espacios, extraño las caminatas y los senderos exigentes en la montaña (me encanta subir, por ejemplo, a Monserrate, como una labor deportiva y de esparcimiento).
Con todo el cuidado y las medidas sanitarias, deseo ir a visitar a mi madre y abuela.
Juan Guillermo Pérez, contador público y socio director de proyectos de Aserto Asesores Consultores Ltda.
1) El encierro produce a ratos sensaciones de pérdida de noción del tiempo. Como aquí en Bogotá han impuesto restricciones a la movilidad con base en diferencias de género, en una ocasión, abstraído del día en que estaba, salí a la calle el día equivocado. El resultado fue un encuentro con la Policía, y aún al comienzo de la conversación no entendía por qué me abordaban ni por qué me preguntaban en qué trabajaba.La situación no pasó a mayores porque una de las cosas que salí a hacer era la de comprar unos medicamentos, lo que ya había hecho en ese momento. Y esa compra me salvó del comparendo.
2) Del lado humano y personal he reafirmado que tengo una excelente relación de pareja y que tengo unos hijos muy humanos y humanistas.
Del lado social me ha servido para reconfirmar que tenemos una sociedad totalmente desigual, que la hemos construido con nuestra permisividad y con la tolerancia que demuestran muchísimos con la corrupción; que la miseria humana de nuestro país no tiene límites, pues en plena pandemia hay vastos sectores, legales e ilegales, que se han enriquecido enormemente.
3) El uso frecuente de medios de comunicación que nos acercan en la lejanía.
4) Los oficios domésticos. ¡Qué cosa tan terrible! Una cosa es mantener la casa en un fin de semana, en un puente festivo, pero hacerlo todos los días, todo el día, es fatal.
5) En el campo profesional, a fortalecer el desarrollo de ciertos productos iniciados con los rigores del confinamiento. En el campo personal, a reunirme inmediatamente con mis hijos, verlos y abrazarlos, así digan que hay que mantener la distancia. Y con mi señora, a cambiar de lugar por unos días, un retiro por las cercanías.
Jaime Monclou, contador público, consultor con especializaciones en revisoría fiscal y en derecho tributario internacional
1) Aprendí a decirle a mi señora, siempre que me pregunta algo, lo siguiente: “si señora, estoy de acuerdo “o “me parece muy bien, amor, lo que tu digas”.
2) A cocinar, y en especial a preparar todos los domingos unos asados espectaculares, que me quedan deliciosos.
3) Sin duda alguna, el compartir más con mi familia y el innovar o desarrollar de manera alterna y más frecuente el teletrabajo.
4) Enfrentarme al tráfico pesado, a los trancones y a la paupérrima movilidad de Bogotá.
5) Visitar a todos los miembros de mi familia, darles un fuerte abrazo y decirles personalmente que los amo, en especial a mi señora madre.
Álvaro Marin, ingeniero administrador, egresado de la Escuela de Minas de la Universidad Nacional de Medellín, con posgrado en Inglaterra
1) Dos días antes me llegaron por Amazon dos pares de zapatos. Alcancé a sacarlos de sus cajas y ponerlos en el sitio adecuado, pero cuándo me los iba a estrenar, si en casa prefiero andar descalzo.
Se molestaba mucho mi esposa cuando estaba lavando loza y me le acercaba para algo, porque no me sentía llegar. De pronto tuve una idea: ponerme los zapatos nuevos para que sintiera mis pasos. Fue una doble solución: pude estrenarlos y dejé de convertirme en un espanto para mi esposa.
2) Me ha enseñado muchas cosas: a economizar loción, ropa, desodorante y gasolina. Que hay que hacer aseo todos los días. Que el tiempo rinde. Que las oficinas no volverán a servir.
3) Comer avena sin gluten.
4) Ir todos los días a la oficina.
5) Trabajar.
Leonardo Varón, contador público y consejero del CTCP
2) Me ha enseñado que todos los seres humanos, sin importar su posición social o intelecto, tienen las mismas necesidades que todos. Deben bañarse para no oler feo, deben ir al baño por lo menos una vez al día, debe comer por lo menos tres veces al día, y por más que trabaje debe dormir.
Definitivamente tenemos las mismas necesidades que los demás. En época de crisis quien más puede salir favorecido es quien menos tiene, siempre que encuentre formas de reinventarse y sobrevivir. Como dijo el predicador: “todo es vanidad”.
3) Hace mucho tiempo no compartía con mi familia, con mis hijas y esposa, a quienes les he robado tanto tiempo y son lo más valioso que tengo. ¡Las amo!
4) Me gustaría no correr todo el día, trabajar únicamente en lo que me apasiona; “quiero tocar la guitarra todo el día, y que la gente se enamore de mi voz”, aunque no se tocar la guitarra y tengo voz de tarro, tocar la guitarra y cantar significa no meterme en tantas responsabilidades vanales, muchas de ellas inventadas por el afán que trae la vida.
5) No lo he pensado, he vivido placenteramente estos días; pienso que salir será un poco traumático por el estrés del tráfico, las complicaciones de la vida, el vestirse a toda hora con traje. Espero que no todo sea como antes, espero que la vida sea mejor de aquí en adelante.
A veces pensamos que todo seguirá igual e iniciaremos a correr en la vida, pero como dice la escritura: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”.
Jose Hernando Zuluaga Marín, CEO de Actualícese
1) No me acuerdo de la cantidad de platos ollas y cubiertos que he lavado a diario sin recibir un mísero peso de pago. Igual, tampoco me están pagando el arreglo diario de jardines. No obstante, sin pago he estado dispuesto a cuidar a mi nieto de cinco años.
2) Llevo 48 años de casado y la mayor parte del tiempo lo pasaba trabajando durante el día y dictando cátedra en la noche; encuentro novedoso y grato compartir todos los días con la familia.
3) Reconocer que hay una vida de familia que no se ha practicado por los motivos anteriormente nombrados, pero que hay que rescatarlos.
4) No quiero volver a tener las limitaciones de la cuarentena en relación con el espacio de la casa, dado que tengo la costumbre de caminar por amplios espacios en la finca de la familia. Me siento como obligado, sin quererlo, a empezar a caminar más lentamente y en forma más pausada.
5) A partir del 1 de junio espero continuar desarrollando proyectos de apoyo profesional, especialmente para contadores y revisores fiscales, pero utilizando más la tecnología.