El incremento en la brecha de género, la continua pérdida de empleo formal y la tímida respuesta en la generación de empleo de algunos sectores son los grandes desafíos de cara a la recuperación del mercado laboral.
El incremento en la brecha de género, la continua pérdida de empleo formal y la tímida respuesta en la generación de empleo de algunos sectores son los grandes desafíos de cara a la recuperación del mercado laboral.
En su comentario económico del 7 de diciembre de 2020, titulado El mercado laboral en octubre de 2020: mejores resultados, pero los retos continúan, la Anif indica que, aunque el mercado laboral muestra signos de recuperación, todavía presenta algunos frentes donde el deterioro es muy agudo.
En octubre, el mercado laboral afianzó los buenos resultados como consecuencia de la apertura económica, resultados que ya se observaban en septiembre. La pérdida de ingresos de los hogares se contuvo y registró niveles similares a los observados en marzo, antes que la economía reflejara del todo los efectos del aislamiento.
No obstante, la relativa recuperación está rezagada en algunos frentes y, además, es dispar entre hombres y mujeres. Una de las razones es que las actividades de comercio, turismo y entretenimiento, que emplean una alta proporción de mujeres, han tenido una respuesta moderada frente a la reactivación, por la debilidad de la demanda y por las restricciones que persisten para su funcionamiento.
«En tanto no se reactive por completo el sector de servicios sociales, lo cual incluye el funcionamiento pleno de las actividades relacionadas con la educación y el retorno presencial a las clases en colegios y jardines a partir del próximo año, se mantendría la amplia brecha de género, con repercusiones directas en la desigualdad, el bienestar y el crecimiento», ejemplifica la Anif.
Uno de los frentes que no ha dado buenas noticias en los últimos meses es el del desempleo femenino, debido a que la pérdida de empleos ha recaído más que proporcionalmente sobre las mujeres, al igual que el incremento en la desocupación.
De los 1,5 millones de ocupados menos reportados en octubre, los hombres perdieron 350.000 empleos, mientras que las mujeres aproximadamente 1,2 millones. Por su parte, de los 1,2 millones de nuevos desocupados en octubre, 0,8 millones fueron mujeres y 0,4 millones hombres.
«La caída relativa en la ocupación alcanzó su punto más alto en abril tanto en hombres como en mujeres, seguida por una recuperación desde mayo hasta octubre para los hombres, mientras que en las mujeres la contracción se mantuvo en los mismos niveles hasta julio», analiza la Anif.
La entidad ilustra que las contribuciones a esa variación pasaron de ser similares entre los hombres y las mujeres en abril (51 % y 49 %, respectivamente) a recaer cada vez más sobre las mujeres, quienes en octubre representaron el 77 % de la contracción total (vs. 23 % de los hombres).
Lo anterior quiere decir que, por cada hombre que salió de la ocupación, casi 4 mujeres lo siguieron. En resumen, en el trimestre agosto-octubre, la tasa de desempleo fue de 20,8 % en las mujeres, mientras que para los hombres fue de 12,1 %.
El empleo formal continúa llevando el golpe más grande en la pérdida de ocupados. En los empleados particulares, que son en un 85 % trabajadores formales, se reportaron aproximadamente 1.196.000 ocupados menos en agosto-octubre y 1.040.000 en octubre frente a lo observado un año atrás.
Esto representa un 70 % de la pérdida total de ocupados en el mes. Por su parte, en las 13 principales ciudades se perdieron 713.000 empleos formales y 116.000 informales, según el Dane.
«El reingreso de ocupados observado en los últimos dos meses frente a los meses del aislamiento se ha concentrado principalmente en trabajadores por cuenta propia, que en su mayoría son informales», indica la Anif.
Por el lado del segmento formal, la mayoría de los empleos que todavía se pierden se concentran en personas con bajo nivel educativo, «otro aspecto que confirma los riesgos de fijar un incremento desproporcionado del salario mínimo que termine por excluir a esa población de la posibilidad de conseguir empleo».
La Anif enfatiza en la necesidad de formular políticas para la recuperación del empleo que garanticen un entorno adecuado tanto por el lado de la demanda como por el de la oferta.
«Las políticas deben contemplar incentivos directos tanto para la fuerza laboral (oferta) como para los empleadores que la contratan (demanda). La prioridad debe ser ejecutar medidas de gasto hacia los sectores con alta generación de empleo, aquellos que más encadenamientos productivos integren y aquellos que continúan rezagados», sugiere la entidad.
Además, cada vez es más necesaria una revisión temporal de las regulaciones laborales que puedan dar mayor tracción al mercado laboral mirando hacia 2021.