Tragar saliva, levantar las cejas, arrugar el ceño y hasta morderse los labios pueden ser sinónimos de decir mentiras. Rita Karanauskas es una experta en detectarlas y dialogamos con ella al respecto. En países como Inglaterra y Estados Unidos han intervenido expertos de esta índole para identificar testigos y sospechosos que mienten.
El nombre de Rita Karanauskas saltó a la escena pública después de haber sido contactada por el ex fiscal del caso Colmenares, para que junto a su equipo de peritaje colaborara consolidando las pruebas de su investigación. Sí, en pocas palabras ella es una ‘caza mentiras’.
Karanauskas es una colombiana de origen lituano. Estudiante del Paul Ekman Group, cuyo fundador es el Dr. Paul Ekman, autoridad mundial en la ciencia de la lectura de los gestos faciales y microexpresiones, y consultor científico de la serie de FOX Lie to Me.
Trabajé en sistema financiero por más de diez años y me llamó la atención ver lo fácil que los empleados podían engañar a los clientes. En ese momento nació mi inquietud. Luego me desempeñé como jefe de un grupo de ventas y me extrañó que los vendedores me mintieran con tanta frecuencia sin que yo me diera cuenta.
Ya trabajando independiente me especialicé en asesoría de imagen en Estados Unidos y una de las materias en la cual debía graduarme era lenguaje corporal. Quizás por casualidad se empezaron a cruzar por mis manos libros que tocaban el tema del lenguaje corporal engañoso, y esto, sumado a mi inquietud de años anteriores dio por resultado una exhaustiva investigación y especialización en las técnicas de detección de mentiras.
Detectar una mentira requiere un estudio profundo y concienzudo. No existe ninguna señal que por sí misma me indique contundentemente que una persona me miente. Sin embargo hay algunas señales de alerta de las cuales podemos estar pendientes:
Observar si existen contradicciones entre nuestras palabras y nuestro cuerpo, esto es mis palabras dicen “te quiero” y mi cabeza hace el signo de negación.
Lapsus linguae: son equivocaciones inconscientes al hablar. Por ejemplo, el presentador que dice “buena muerte para el cantante” y lo que realmente quería decir era “buena suerte para el cantante”.
Manifestaciones corporales precedidas por ejemplo por una pregunta comprometedora. Las que más comúnmente se observan son: cambio de color súbito en la cara, sudoración copiosa, tragar saliva.
Lo más común es: el cliente no está interesado en el producto (realmente el vendedor nunca lo visitó), estoy enfermo en la casa, (tiene guayabo), estoy en un trancón y no alcanzo a llegar a la oficina.
– Estoy en un trancón
– En este instante estaba por llamarte
– Te llamo para que nos veamos la próxima semana.
En términos generales los hombres mienten más que las mujeres, particularmente en asuntos relacionados con poder y status. Por ejemplo, los hombres son más dados a exagerar el sueldo que se ganan o los carros que tienen. Las mujeres, en cambio, tienden a mentir en primera instancia para proteger a terceros. Por ejemplo, cuando un hijo saca malas notas y la mamá encubre este hecho frente a su papá para que este no castigue al niño.
Los hombres a su vez son más “elementales” para mentir. Yo diría que utilizan pocas argucias y estrategias, en cambio cuando las mujeres mienten y engañan en beneficio de sí mismas-no para proteger a terceros- son absolutamente manipuladoras y complejas.
A su vez, las mujeres son mejores detectoras de mentiras, ya que la naturaleza las ha dotado evolutivamente de una comprensión instintiva del lenguaje corporal que les es necesaria para la comunicación con sus pequeños bebés. Y esta misma habilidad la pueden hacer extensiva para la detección de mentiras.
Para detectar una mentira es necesario armar el rompecabezas con fichas del lenguaje verbal y del lenguaje no verbal. Como decía anteriormente una sola señal, ya sea en el lenguaje hablado, en la cara o en el cuerpo no es determinante. Debemos apoyarnos en muchas fichas o señales de alerta.
El polígrafo como tal es una máquina que está siendo accionada por un ser humano o poligrafista. En ese sentido todo sistema en el cual interviene un ser humano tiene un margen de error. En este caso, por ejemplo, el poligrafista pudo haber calibrado mal la máquina o hacer preguntas que no resulten concluyentes, interpretar erróneamente los resultados etc.
No es verdad. Hay mentiras tan bien estructuradas que son particularmente difíciles de detectar, y no se ven a simple vista.
Yo trabajo con un equipo multidisciplinario de peritos con los cuales intercambiamos conceptos y conocimientos, lo cual me ayuda enormemente a que ninguna me quede “grande”.
El proceso de detección de mentiras es complejo. En los casos difíciles relacionados con escenarios judiciales yo solamente manifiesto “señales de alerta” de posibles mentiras. Para esclarecerlas se busca evidencia adicional o bien se formulan preguntas al sospechoso que aclaren esas señales.