Generalmente ante la pregunta “¿cuenta la empresa con un presupuesto?” la respuesta es afirmativa. Sin embargo, cuando se solicita la evidencia de la existencia de ello, lo más común es que nos digan que la empresa tiene previsto crecer en tanto porciento durante el año.
Cuando se efectúa una consultoría en el gobierno corporativo, el consultor realiza un diagnóstico en la empresa, en el cual evalúa el cumplimiento de las formalidades legales y estatutarias, la existencia de políticas que garanticen la transparencia en el manejo de la empresa y la veracidad de la información, el funcionamiento de los órganos sociales como la junta directiva y la asamblea de accionistas, e incluso la existencia de herramientas de gestión empresarial (como el presupuesto y la planeación estratégica).
Pero, ¿por qué un proceso que se supone tiene un gran porcentaje de contenido legal evalúa la existencia y aplicación de estos instrumentos de administración? En este caso la respuesta contiene una pregunta: si usted fuera inversionista de esa empresa y no trabajara en ella, ¿le gustaría que la misma contara con un presupuesto y una orientación estratégica?
Generalmente ante la pregunta “¿cuenta la empresa con un presupuesto?” la respuesta es afirmativa. Sin embargo, cuando se solicita la evidencia de la existencia de ello, lo más común es que nos digan que la empresa tiene previsto crecer en tanto porciento durante el año. Algunos van más allá y presentan una distribución de los ingresos proyectados mes a mes, y los más avanzados incluyen en su presupuesto los gastos, ingresos e inversiones proyectados durante el año.
De la misma forma se evalúa la existencia de una planeación estratégica de la empresa, que contenga al menos los objetivos que se pretenden lograr en el largo, mediano y corto plazo. No contar con esta herramienta es asumir que la administración del día a día es suficiente para garantizar que nuestra inversión está en buenas manos. Al respecto, es común encontrarnos en la empresa, en un brochure corporativo o en su página de internet, las definiciones de la misión y la de visión, como parte de un ejercicio que algún día realizó el gerente con su equipo de trabajo, porque de alguna forma era importante tenerlo, así como lo tienen los demás competidores con frases originales como: “en el año 20XX seremos la empresa más reconocida del país por la calidad de los servicios y el recurso humano comprometido (…)”
Lo realmente extraño es encontrar empresas que cuentan con un presupuesto y no tienen una planeación, o que realizaron el ejercicio de prospección empresarial y no cuentan con un presupuesto. En efecto, estas son unas herramientas que se complementan, puesto que los objetivos planeados requieren recursos para poderse alcanzar y la obtención de estos últimos dependerá del comportamiento de los ingresos y del control de los gastos de la empresa.
Finalmente, ante la pregunta “¿quién aprobó el presupuesto anual o la orientación de la organización?”, cuando estos realmente existen, la respuesta más común es que no requirieron de una aprobación, puesto que fue un trabajo realizado por la administración de la empresa, es decir, que la junta directiva (si la hay) y los accionistas mismos, desconocen lo que la gerencia está planeando para la empresa, con sus propios recursos.
Como lo hemos advertido en anteriores artículos, las buenas prácticas de gobierno de la empresa suponen que los recursos sean administrados como si fueran de personas que nos los han confiado para lograr la mejor rentabilidad posible. Sin embargo, en la mayoría de los casos nos encontramos con empresarios, que son al mismo tiempo propietarios, administradores y empleados, a los cuales poco les interesa contar con este tipo de instrumentos, que más que herramientas de gestión son distractores para la toma de decisiones basadas en su propia experiencia y criterio empresarial. Y es que, si así han manejado su empresa siempre y les ha ido bien, ¿para qué van a complicarse?
Eric Duport Jaramillo
Abogado