La curva de Laffer nos podría indicar que parte del problema de evasión de impuestos en Colombia podría estar en la percepción de las altas tasas impositivas y del fenómeno de la corrupción. Nada fácil para el Ministro de Hacienda una solución equilibrada al problema de Hacienda Pública de Colombia.
El economista norteamericano Arthur Betz Laffer se hizo famoso porque en una reunión de cualquier tarde de 1974 con oficiales de la administración Ford dibujó en una servilleta una curva sobre la correlación entre la tarifa de impuestos y el nivel de recaudo tributario. En síntesis, lo que expresó el profesor es que hay un punto de inflexión donde a mayores tasas no hay incremento en el recaudo, sino una disminución.
Su recomendación a la administración Reagan fue la de disminuir las tasas para incrementar el recaudo, por cuanto sus observaciones empíricas mostraban cómo el recaudo se deterioró por largos períodos como consecuencia del incremento de tasas impositivas.
Recientemente, el presidente Donald Trump, también republicano, propuso el mismo ejercicio y en 2017 logró la aprobación de la Ley de disminución de impuestos corporativos del 35 % al 21 %, que tendría lugar comenzando en 2018. Lo anterior, de la mano de otras estrategias tales como duplicar la deducción estándar y eliminar las exenciones personales. Las disminuciones corporativas son de largo plazo, mientras que a nivel individual los cambios expiran a finales de 2025.
Buscar lo mismo para Colombia sería absurdo. No tenemos las mismas condiciones macroeconómicas, sociales y culturales, ni la tradición o cultura impositiva norteamericana. No obstante, sí hay elementos que resulta interesante trasladar al caso de Colombia: los altos índices de evasión podrían tener explicación por la incidencia de altas tasas impositivas. Los contribuyentes sencillamente se defienden y recurren a la informalidad (no a la ilegalidad, que es otro problema) para defender sus ingresos de bolsillo. La economía ilegal corresponde a actividades ilícitas (ejemplo: el narcotráfico), mientras que la informal hace referencia a actividades lícitas, pero por fuera del control financiero y tributario.
Recientemente (agosto-octubre de 2018), la experiencia en la liquidación de impuestos de las personas naturales por el sistema cedular y la limitación de exenciones y deducciones originarán, muy posiblemente, altos índices de informalidad en la contratación tanto laboral como de trabajadores independientes. Simplemente es una defensa de los contribuyentes cuando la carga impositiva supera su capacidad económica.
Por otro lado, las finanzas públicas tienen un comportamiento de tendencia al alto endeudamiento y un gasto fiscal cada vez menos controlado. Cualquier incremento en las tasas de impuestos tienen un efecto negativo en la economía, no solo por el deterioro del ingreso disponible, sino por la percepción generalizada y comprobada de que los mayores recaudos significan mayor corrupción.
No resulta fácil diferenciar entre economía informal y evasión de impuestos; lo que sí es fácil de comprobar es la corrupción. Nada cómodo para el Ministro de Hacienda una solución equilibrada.