Siempre se ha buscado encontrar una respuesta al por qué de la falta de unión gremial de los contadores. Héctor Jaime Correa, Carlos Cortés y Rafael Rodríguez, profundizan en este tema y tienen hipótesis contundentes que señalan al Gobierno y el tinte político que se mezcla en la profesión.
Siempre se ha buscado encontrar una respuesta al por qué de la falta de unión gremial de los contadores. Héctor Jaime Correa, Carlos Cortés y Rafael Rodríguez, profundizan en este tema y tienen hipótesis contundentes que señalan al Gobierno y el tinte político que se mezcla en la profesión.
Héctor Jaime Correa, presidente de la Federación de Contadores Públicos de Colombia, afirma que infortunadamente la profesión contable está muy atomizada. «El Gobierno es el culpable de esta situación, ya que quiere tener el manejo exclusivo de la contaduría y nos aplica la dictadura profesional», dice.
Correa dice que en el tribunal disciplinario de la profesión los dignatarios son en su mayoría de la rama estatal y ni siquiera ejercen . «El Consejo Técnico de la Contaduría Pública está conformado por altos representantes de la academia, pero sin ninguna o poca experiencia en la práctica contable, y la mayoría representan a las multinacionales de auditoría o son nombrados por el gobierno nacional», afirma.
Correa critica que las normas de la profesión sean expedidas el Ministerio de Comercio, Hacienda y algunas superintendencias; en muchos casos de la mano de abogados o contadores públicos que nunca ejercieron la profesión y desconocen en su mayoría cómo funciona. «Por ese motivo los gremios de contadores públicos estamos amarrados y prácticamente trabajamos sin respaldo alguno, a lo que se suma la apatía casi total de más de 200.000 contadores públicos a nivel nacional. El panorama es hostil, pero seguimos luchando por esta digna profesión», afirma enfáticamente.
Desde el punto de vista de Carlos Cortés, auditor forense, CEO de Global Forensic Auditing y fundador de la Asociación Internacional de Auditores Forenses, actualmente las asociaciones tienen tintes políticos que deberían ser erradicados en pro del ejercicio y desarrollo de la profesión. «Considero que dejar de un lado el tinte político que hoy las permea y que se enfoquen en la creación de desarrollos técnicos, éticos, de capacitación y de control para el gremio sería fundamental».
Por otro lado, Cortés es partidario de la implementación de pruebas de actualización profesional. Para él, se debería hacer una prueba de saber cada uno o dos años, como sucede en países como Estados Unidos donde los contadores son certificados periódicamente. Esta es una apuesta que a Colombia no ha llegado y que obligaría a que el contador se mantuviera actualizado y bien formado.
«Además, en vista de los casos tan polémicos en los que los contadores han resultado investigados o acusados, creería que es necesario que las instituciones que rigen la profesión ejerzan su autoridad y apliquen las sanciones adecuadas en cada caso. Hoy, queda un tufillo en el ambiente que nos deja una impresión de que pareciera que no hay vigilancia a la labor del contador. Siendo entidades de control deberían anunciar esas investigaciones o acciones referentes frente a casos tan polémicos, hacerlas, no solo de forma juiciosa sino visibles y ejemplares», afirma Cortés.
Rafael Rodríguez, socio de KPMG, afirma que dado que el marco normativo contable se basa en principios contables y no en reglas, es común la discrepancia de criterios y opiniones, por lo que la comunicación y reuniones gremiales periódicas son necesarias para lograr la unión de los diversos sectores de la profesión. «Como buena práctica, siempre se recomienda realizar comités técnicos por tópicos específicos con representación de todos los gremios para buscar uniformidad de criterios y posiciones», dice.