Mientras Mario Valencia dice que no hay estudios que evalúen los resultados de los beneficios tributarios, para Jaime Vargas se debe tener cuidado al escoger qué estímulos se deben conceder y los sectores a los que se deben dirigir. Jersson Oswaldo Rodríguez dice que el IVA es un impuesto regresivo.
Mientras Mario Valencia dice que no hay estudios que evalúen los resultados de los beneficios tributarios, para Jaime Vargas se debe tener cuidado al escoger qué estímulos se deben conceder y los sectores a los que se deben dirigir. Jersson Oswaldo Rodríguez dice que el IVA es un impuesto regresivo.
Por culpa de las exenciones tributarias en materia de renta, IVA, carbono y gasolina para beneficiar a los contribuyentes o actividades de la economía, el Estado colombiano dejó de recibir el año pasado hasta 78 billones de pesos, lo que equivale al 8 % del PIB.
Según el marco fiscal de mediano plazo 2019, la anterior cifra es 5 billones de pesos superior a la registrada en 2017, y continuará su ascenso de la mano de los artículos contenidos en la Ley de financiamiento, calculados en 10 billones de pesos más por año.
De los 78 billones de pesos en exenciones tributarias, el 82 % corresponde al IVA. De ellos, los tratamientos especiales que suponen el mayor costo para las arcas públicas son los de este impuesto, ya que si todos los bienes y servicios de la canasta tuvieran una tarifa general de 19 %, el Estado podría llegar a recaudar hasta 64,7 billones anuales (6,6 % del PIB).
El mayor impacto lo tienen los bienes y servicios excluidos, como son el arroz o las frutas (51,9 billones de pesos); seguido de los exentos, como el huevo o la carne (9,7 billones de pesos); y los que están gravados a una tarifa del 5 %, como el café o las harinas (3 billones de pesos).
Cabe recordar que a través de la Ley de financiamiento el Gobierno intentó unificar la tarifa del IVA y hacer devoluciones a los hogares con menores ingresos. Lo anterior no ocurrió, y a la fecha estas exenciones le están quitando al Estado una cifra cercana a los 65 billones de pesos.
“Este régimen tiene una cantidad de exenciones fruto de muchas reformas que son bastantes regresivas y que merman la capacidad de recaudo y la sostenibilidad fiscal”, dijo sobre el tema el ministro de hacienda, Alberto Carrasquilla, durante la convención bancaria del año pasado.
Desde el punto de vista del Ministerio de Hacienda y la Dian, el impacto negativo sobre el recaudo que se genera por estas exclusiones ha venido aumentando. En los últimos siete años el costo fiscal por los excluidos del IVA ha crecido un 74 %. Mientras en 2011 la cifra llegaba a 30 billones de pesos, en 2018 alcanzó los 52 billones.
Jaime Vargas, socio director de impuestos de EY Colombia afirmó en entrevista con Actualícese que los estímulos fiscales no son buenos ni malos. «Obviamente, en muchas ocasiones la creación de un estímulo implica que alguien deba soportar la carga tributaria que el beneficiario del estímulo deja de soportar», dice. Para él, hay que tener mucho cuidado al escoger la clase de estímulos fiscales que se conceden y los sectores hacia los cuales se deben dirigir.
Jersson Oswaldo Rodríguez, magíster en administración de empresas de la Universidad Nacional de Colombia y especialista en finanzas explica en Actualícese que en la teoría económica el IVA es considerado un impuesto regresivo, el cual afecta en mayor proporción a las familias de menores recursos y, por lo tanto, «no fue lo más acertado centrar las expectativas de recaudo de la Ley de financiamiento en un impuesto que acrecienta la inequidad económica del país».
“No hay ningún estudio que evalúe el beneficio que recibe el país por mantener estos tratamientos especiales. Además, en la pasada Ley de Financiamiento se crearon nuevos beneficios tributarios que valen unos 9 billones de pesos”, dice Mario Valencia, de Justicia Tributaria, en La República.
Finalmente, Lina María Carrero Hurtado, abogada experta en planeación tributaria, impuestos, aduanas y comercio exterior dice en Actualícese que, más allá de evaluar las exenciones tributarias, llegó la hora de evaluar el recaudo y el manejo que se le está dando. «De nada sirve eliminar exenciones si el efecto va a ser el mismo», asegura.