Las cuentas por cobrar medidas al costo, o al costo amortizado, requieren evaluación de posibles deterioros de valor según las indicaciones del párrafo 11.21 y siguientes del Estándar Internacional para Pymes.
Las cuentas por cobrar medidas al costo, o al costo amortizado, requieren evaluación de posibles deterioros de valor según las indicaciones del párrafo 11.21 y siguientes del Estándar Internacional para Pymes.
Para aquellas organizaciones que tengan en sus estados financieros cuentas por cobrar que deban ser medidas por deterioro, será necesario evaluar si existe evidencia objetiva de la pérdida de valor de los instrumentos financieros, de tal manera que afecten la cantidad de efectivo que, se espera, fluirá hacia la entidad en períodos futuros.
Cundo la entidad tenga un indicio claro del deterioro de uno de los elementos de su cartera, deberá estimar la posible pérdida de valor que hayan tenido dichos activos, pues la mera existencia de un indicio no está relacionada directamente con un deterioro real y, por tal razón, es indispensable que una vez identificados los indicios, se evalúe el deterioro real del instrumento.
En tal contexto, cobra mayor importancia que la organización evalúe uno a uno los elementos que componen su cartera de clientes, pues los indicadores de deterioro deben analizarse de forma individual y no responden a reglas predeterminadas como el número de días posteriores al vencimiento de la fecha pactada para el pago. Sin embargo, pueden existir condiciones en las que el elevado número de deudores imposibilitaría el análisis individual y, por consiguiente, la organización se verá obligada recurrir a otras estrategias de valuación.
Al respecto de este tema, el libro Guía para la preparación del Estado de Situación Financiera de Apertura –ESFA–: transición a la NIIF para las pymes, escrito por el consultor Juan David Maya, presenta algunos sencillos ejemplos:
Ejemplo 1. La comercializadora Belmonte tiene una cartera de aproximadamente 2.500 clientes activos. Dado el volumen tan alto de clientes, es impracticable evaluar cada uno para comprobar el deterioro de la cartera. Sin embargo, la entidad ha calculado, según datos históricos, que el 10% de la cartera que supera 90 días de mora tiende a no recuperarse. El monto total de los recursos adeudados por clientes asciende a $1.000 millones.
Con base en la información suministrada, la empresa podría establecer una política de deterioro de cartera basada en la antigüedad de la misma y aplicarle un porcentaje equivalente a las pérdidas históricas.
La primera medida sería separar todas las cuentas que tengan una mora superior a 90 días. El valor de estas se multiplica, en este caso, por el 10% y el resultado será el valor del deterioro de cartera.
Ejemplo 2. En el mismo contexto del ejemplo 1, Belmonte detecta dos clientes que están a punto de entrar en proceso de reestructuración y el saldo de sus cuentas asciende a $10 millones.
En este caso, la condición de dichos clientes requiere que la entidad los evalúe por separado. Belmonte debe verificar el estado de cada cliente para desarrollar conclusiones sobre la efectiva recuperación de la cartera.
Si la entidad advierte que la situación financiera del cliente afecta el recaudo de cartera (por ejemplo, cuando el cliente lo manifiesta de manera explícita, cuando sus ingresos se han disminuido u otros proveedores dan a conocer el incumplimiento), tendrá que estimar el valor recuperable, y ajustar el valor de la cartera hasta este.
Por ejemplo, si al confrontar a los clientes citados, ellos manifiestan que solo podrán pagar $5 millones, la entidad debe reconocer deterioro por la diferencia entre el valor en libros de $10 millones y el valor recuperable de $5 millones.