En Colombia, el 52 % del total de trabajadores informales son hombres y el 48 % restante son mujeres. Se trata de personas con estudios de secundaria, que trabajan en los sectores comercio, hoteles y restaurantes, o como empleados independientes. Tampoco tienen contratos legales.
En Colombia, el 52 % del total de trabajadores informales son hombres y el 48 % restante son mujeres. Se trata de personas con estudios de secundaria, que trabajan en los sectores comercio, hoteles y restaurantes, o como empleados independientes. Tampoco tienen contratos legales.
Entre diciembre de 2018 y febrero de 2019, según las estadísticas de empleo y desempleo que maneja el Dane, se observa una disminución de la proporción de ocupados informales en el país, pasando de 48,2 % a 47,3 % en las 23 ciudades y áreas metropolitanas analizadas. En cuanto a las ciudades, Cúcuta, con casi el 70 % de trabajadores informales, comanda el listado.
En cuanto al perfil del trabajador informal en Colombia, se destacan las siguientes características:
Según el Dane, la informalidad laboral se debe a alguna de estas condiciones:
Jairo Enrique Santander Abril, economista, profesor asistente de la Universidad de Los Andes y miembro del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo –Cider– afirma en entrevista con Actualícese que el punto de partida que debe tener presente el Ministerio del Trabajo para combatir la informalidad laboral es una comprensión real de este fenómeno.
“La dicotomía entre lo formal y lo informal con la que se abordan las políticas desconoce los distintos puntos de encuentro y los múltiples lazos que existen entre el sector formal y el informal. Esto se observa, por ejemplo, en los encadenamientos productivos que muchas empresas grandes establecen con empresas pequeñas con un componente de trabajo informal elevado, y que si se comprenden en su potencial se pueden generar importantes espacios de acción política en procura de un mejoramiento productivo”, describe Santander Abril.
Para él, el Ministerio del Trabajo debe articular sus esfuerzos de política con el resto del equipo económico del Gobierno, porque gran parte de la informalidad es resultado de las particularidades de la estructura económica del país, donde existe un gran sector de la economía muy rezagado en términos de productividad y una conformidad social con dicha situación.
Iván Daniel Jaramillo Jassir, director del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, por su parte, afirma en Actualícese que la estrategia debe centrarse en la sustitución de parámetros de medición de la informalidad laboral por parámetros de trabajo decente, incluyendo el aumento de la presencia institucional de inspección, vigilancia y control especializada, en combinación con incentivos a la formalidad en el sistema de intervención laboral.
Según un estudio de la ONG Cuso International y el Gobierno de Canadá, más de la mitad de la población colombiana trabaja en la informalidad. Según el documento, el 66 % de los colombianos no tiene un contrato legal o, aunque lo tiene, no goza de las garantías de protección social que exige la ley, ocasionando que también se les considere trabajadores informales.
Una de las explicaciones dadas por la organización es que “casi la mitad de la fuerza laboral dura vinculada a un trabajo formal entre 7 y 11 meses”, lo que consideran que representa un reto para encontrar estabilidad en el mercado formal. La investigación también indica que la edad de las personas es determinante en este sentido, pues la tasa de informalidad para los jóvenes es del 61,4 %; luego, entre los 29 y los 40 años la tasa desciende al 56,3 %; después, entre los 41 y los 50 años, el índice sube al 67,8 %; y para las personas de más 61 años, la tasa se dispara al 92 %.