El tratamiento de los anticipos en las empresas es un tema que debe evaluarse con detenimiento dependiendo de las condiciones pactadas con el tercero. A continuación mencionamos algunos ejemplos que evidencian qué hacer ante un anticipo que no ha sido legalizado en la contabilidad.
El tratamiento de los anticipos en las empresas es un tema que debe evaluarse con detenimiento dependiendo de las condiciones pactadas con el tercero. A continuación mencionamos algunos ejemplos que evidencian qué hacer ante un anticipo que no ha sido legalizado en la contabilidad.
Un anticipo surge por la necesidad de separar un producto o servicio para recibirlo a futuro, se espera que a corto plazo el producto o servicio se haya adquirido y pagado totalmente, esto quiere decir que no estaría dentro de los planes dejar un anticipo a largo plazo o de forma permanente en los estados financieros, si esto ocurre se debe evaluar muy bien la situación y la realidad económica inmersa en la transacción, ya que no es una situación común y la empresa puede estar ante una pérdida que no ha sido reconocida.
Es importante tener en cuenta que dejar como anticipo rubros que no cumplen con la definición mencionada anteriormente puede elevar los índices de rentabilidad mediante el desconocimiento de gastos, por tanto, se estaría suministrando una información que no sería viable para la toma de decisión.
Ahora bien, habría que evaluar muy bien cada situación en particular, en algunos casos puntuales es posible que un anticipo permanezca en los estados financieros por más de un año, como es el caso de las construcciones, en donde una empresa da un anticipo y, al terminar de la obra, posteriormente, ya sea al cabo de uno, dos o más años, termina de cancelar el restante; situaciones así estarían dentro de los términos normales.
En cambio, existen otras situaciones que al evaluarlas se puede identificar que no deben seguirse reconociendo como anticipo, como las siguientes: