Si un auditor siente que no tiene las garantías suficientes para el cumplimiento de una auditoría en el sitio donde fue contratado, lo mejor que puede hacer es renunciar. Importante cumplir con la responsabilidad legal y ética del profesional, además de eximir su responsabilidad sobre los futuros efectos por las acciones de fraude.
Si un auditor siente que no tiene las garantías suficientes para el cumplimiento de una auditoría en el sitio donde fue contratado, lo mejor que puede hacer es renunciar. Importante cumplir con la responsabilidad legal y ética del profesional, además de eximir su responsabilidad sobre los futuros efectos por las acciones de fraude.
Para los casos que como resultado de una incorrección generada por acciones o indicios de fraude, el auditor se encuentre bajo circunstancias excepcionales que pongan en duda su capacidad para ejecutar el proceso de auditoría para el cual fue contratado, debe tener en cuenta algunas consideraciones previas a su renuncia.
Primero, debe determinar las responsabilidades profesionales y legales aplicables en función de las circunstancias que han permitido el fraude.
Segundo, debe evaluar la posibilidad u obligación de informar a la persona o personas que realizaron el nombramiento del auditor, o dado el caso, si la magnitud del fraude lo requiere, tiene que informar las situaciones de fraude detectadas ante las autoridades reguladoras de la empresa auditada.
Si evaluadas las condiciones de los sucesos que han generado la situación de fraude, la conclusión del auditor es la inhabilidad y la falta de garantías para el cumplimiento de la labor para la cual fue contratado, debe seguir unos pasos con el fin de terminar de manera administrativa la labor de auditoría contratada.
El auditor comunicará los hallazgos sobre las acciones de fraude directamente al máximo órgano de dirección de la empresa: la Junta de Socios o la Asamblea de Accionistas.
En el informe se deben discutir algunos puntos como son: