Héctor Jaime Correa se refiere a la responsabilidad social del contador público.
Su trabajo debe reflejar la información correspondiente a la realidad; debe conocer las tecnologías y desenvolverse en escenarios virtuales.
Se necesitan contadores idóneos, transparentes, dignos, integrales y éticos.
Héctor Jaime Correa se refiere a la responsabilidad social del contador público.
Su trabajo debe reflejar la información correspondiente a la realidad; debe conocer las tecnologías y desenvolverse en escenarios virtuales.
Se necesitan contadores idóneos, transparentes, dignos, integrales y éticos.
Héctor Jaime Correa, contador público colombiano y actual presidente de la Asociación Interamericana de Contabilidad –AIC– destaca diversos aspectos que merecen ser evaluados sobre la responsabilidad social que le compete al contador público en razón del ejercicio de sus funciones.
Ante la sociedad, el contador público debe ser una persona íntegra desde cualquier punto de vista. De este profesional se debe desprender, por ejemplo, una evaluación minuciosa de situaciones problemáticas que inciden en las decisiones de los empresarios; se han convertido en asesores organizacionales.
El contador público también debe estar abierto a los temas globales, a conocer las tecnologías de punta, a desenvolverse en escenarios virtuales donde el trabajo puede ser más complejo, difícil de entender y «cuya responsabilidad depende cada vez más de la buena fe, de la fe pública, la cual es entendida como el buen proceder, al cual hay que dar absoluta credibilidad», dice Correa.
Por lo anterior es clave que los sistemas de información permitan denotar transparencia y, a su vez, que los resultados sean los esperados, mas no los planteados de manera cuestionable que hagan de los resultados aseveraciones falseadas que nos coloquen en grave peligro, circunstancias proyectadas con grandes posibilidades de error y defraudación.
El presidente de la AIC afirma que el contador público tiene competencia con el diario transcurrir profesional, lo cual también lo lleva a cuestionarse si es conveniente o no compartir, discutir, plasmar e interpretar de manera adecuada la información que debe corresponder a la realidad.
Es claro que muchas veces el profesional contable es presionado para incluir o excluir tal o cual información, de acuerdo con las necesidades de las entidades.
Es en este momento, dice Correa, cuando debe primar el bienestar general sobre el bienestar particular y, adicionalmente, cuando debe decidirse sobre el aseguramiento ético en beneficio de la sociedad y del sector empresarial, siempre midiendo las posibles consecuencias que sean de su competencia.
El contador debe entender que muy probablemente la información financiera puede generar grandes traumas o beneficios, dependiendo a quien esta llegue y la interpretación que se le pueda dar.
Correa recuerda la ejemplaridad ancestral donde primaba, en la mayoría de los casos, la palabra empeñada de los actores de las negociaciones, sin la necesidad de algún medio impreso que así lo expresara, lo cual es similar, guardadas las proporciones, lo que actualmente se denomina estados financieros certificados y dictaminados.
Correa no solo destaca las competencias de la responsabilidad social y empresarial del contador público, también analiza la actualización permanente del profesional, lo que lo hace un poco diferente de las demás profesiones
Este proceso debe ser continuo, ya que en varios países, donde la normatividad es cambiante, no puede concebirse la desactualización, en el entendido que de darse tal circunstancia, los desastres organizacionales serían de tal magnitud que seguramente colocarían en un alto riesgo la continuidad de los negocios y de las entidades en general, por ello es necesaria la capacitación continua.
Destaca que en países desarrollados, la contaduría pública es considerada como la tercera profesión de mayor riesgo en el ejercicio de sus funciones, lo cual la ha concebido como de vital importancia por ser fedataria de hechos económicos de gran trascendencia y que confluyen en asuntos de interés nacional para países donde su concepto trasciende las fronteras de lo propio para convertirse en identidad del orden internacional.
Por todo lo anterior, desde su punto de vista se necesitan contadores públicos capaces, idóneos, transparentes, dignos, integrales y ante todo éticos.
Profesionales que generen confianza pública en todos sus actos y los del sector empresarial, trayendo consigo profesionales que se ganen la credibilidad de la sociedad, los propios, los terceros y el Estado en general, lo que hará de nuestros encargos un ejercicio profesional proyectado hacia la verdad.