El senador Jorge Enrique Robledo dice no estar de acuerdo con la Ley de Convergencia de Normas contables Colombianas con los Estándares internacionales de contabilidad que se acaba de aprobar. El investigador Hernán Rodríguez responde. Queda abierto el debate.
El Proyecto de Ley No. 203 de 2008, con el cual el gobierno nacional y su bancada pretenden adoptar las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) es un nuevo intento de privilegiar los intereses de las multinacionales por sobre los del país, favoreciendo la evasión tributaria y la corrupción, y afectando a los más de 148 mil contadores públicos, a las pequeñas y medianas empresas nacionales y al país.
Con la imposición de la globalización, los monopolios han puesto su interés en unificar las normas contables. Para ello, crearon la International Accounting Standards Board (IASB), entidad privada financiada por las mismas multinacionales y encargada de expedir las NIIF. Como resultado, en el mundo se están imponiendo normas para acomodar la contabilidad a la especulación financiera, a la evasión tributaria y hasta a una mayor corrupción. La actividad especulativa necesita crear ficciones relacionadas con el valor de los activos y para ello debe contar con una contabilidad flexible, que no refleje la realidad, como sucedió en el escándalo de corrupción de Enron, y en los más recientes que escandalizan al mundo como la pirámide de Bernard Madoff que colapsó con pérdidas que superaron los 50 mil millones de dólares.
El proyecto de ley es contrario a los intereses de los colombianos porque introduce normas contables que no están dirigidas al fortalecimiento del aparato productivo nacional e incluso permitirían un alza en las tarifas de los servicios públicos. Además, aumenta los costos para las empresas nacionales puesto que las obliga a incorporar una contabilidad compleja. No es cierto que las PYMES queden protegidas con la adopción de un “régimen simplificado” porque el articulado es supremamente ambiguo y, además, los estándares internacionales simplificados no solucionan nada. A esto se debe sumar la eliminación en la práctica de la revisoría fiscal, con lo que se debilita el control del Estado sobre la información contable.
Tampoco es cierto que todo el mundo avance hacia los estándares de la IASB. En Estados Unidos no se han adoptado en su totalidad y actualmente crece una corriente que busca reversar lo que hasta ahora se ha adoptado. En Europa aumentan los cuestionamientos contra las normas internacionales y países como España, por ejemplo, las aplican sólo para grandes empresas que cotizan en bolsa, mientras que tienen un régimen especial para las que no lo hacen, otro para las pequeñas y uno más para las medianas empresas.
La política neoliberal de la “confianza inversionista” tiene el propósito de llenar de gabelas al capital extranjero, sometiendo todo a sus necesidades, incluida la contabilidad. El proyecto 203 hace parte de esta lógica, propuesta que debe ser rechazada por ser contraria a las necesidades de la Nación.
Estos son los tipos de argumentos que vengo pregonando que debemos analizar, no los pasionales y emocionales a que nos tiene acostumbrados la narcolepsia colombiana. Una cosa es el conocimiento, la experiencia y el análisis técnico de las normas divergentes, armonizable o convergentes; pero otra cosa es entender argumentos contundentes en contra de ellas. Otra cosa es el interés profesional por trabajar a nivel internacional y otra cosa es no entender la geopolítica.
Interesante explicación, este senador es muy brillante y cuando explica algo me deja como medio convencido. Mi interés profesional es la adopción pero mi interés ciudadano es la protección de nuestra nación. ¡Que dilema!
Sobre la posición de Robledo me permito las siguientes reflexiones y preguntas.
«es un nuevo intento de privilegiar los intereses de las multinacionales por sobre los del país» Indudablemente que este es la intención del capitalismo salvaje y lo consigue en países donde los que viven son bobos o dormidos.
Si me prueban como se estaría «favoreciendo la evasión tributaria y la corrupción,» me uniría al coro del inconformismo. Pero si se tapa la brecha vuelvo a mi posición inicial.
Grave denuncia. ¿Como se estaría «afectando a los más de 148 mil contadores públicos» y como a a «las pequeñas y medianas empresas nacionales y al país» ?
¿Hay un estudio? ¡si no lo hay hagámoslo!
El párrafo que empieza por «Con la imposición de la globalización……. » no hay argumento en la tierra que no me haga estar de acuerdo con el. Por mis intereses profesionales he buscado desesperadamente apartarme de esta verdad y no he podido. ¡Esto esta mas que demostrado, es verdad!
En el párrafo «El proyecto de ley es contrario a los intereses…….» pediría los argumentos a estos juicios, para hacer un discurso racional. Si la demostración histórica y racional fuera tan contundente como » «Con la imposición de la globalización……. » me uniría al Polo en contra de mis intereses profesionales.
El párrafo «Tampoco es cierto que todo el mundo avance» introduce los síntomas de la «guerra por la captación de inversionistas» que tienen Europa y USA
La “confianza inversionista” consiste en dar incentivos a los inversionistas extranjeros. El problema es que ellos no son santos y nosotros no deberíamos ser bobos.
La reglas de reconocimiento no deben tener sesgos ideológicos ni favorecer intereses particulares, la medición debería ser lo mas neutral posible, la valoración no debería ser tan pecaminosa,
las normas de presentación y divulgación no deberían ser tan complicadas y los aseguramientos y monitoreos deberían ser hechos por humanos con estómagos protegidos.
Todo lo anterior tambien se cumple en el escenario del prevalecimiento del 2649/93 y sus consecuentes reglas de los entes reguladores colombianos que siempre han bebido de normas foráneas, y que se han introducido por las diferentes puertas giratorias que hay en el país. Llegará el día de rendir cuenta para todos los dirigentes gremiales y académicos que han permitido la parametrizacion y la alternatividad de reglas para favorecer a algunos otros.
Bueno, yo tengo muchos argumentos (creo yo), para que los Contadores unidos discutamos sin odios ni rencores, y sin insultos.
Saludos
Hernán Rodríguez G
Profesor-Catedrático-Investigador de Tiempo Completo
Universidad de Cartagena, Colombia-Sur América
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