Los colombianos no confían mucho en la evolución económica de nuestro país. El optimismo reflejado en diferentes encuestas es cada vez más bajo o se mantiene estable. Por otra parte, el descenso en la confianza de los consumidores y en algunos empresarios genera preocupación entre los expertos.
Este ya es el cuarto mes consecutivo que los consumidores presentan desconfianza, según cifras de Fedesarrollo. Y aunque el panorama para los colombianos no es muy positivo que digamos, la economía nacional se está recuperando; la Andi reportó un crecimiento del 4,5% en la producción industrial del año pasado.
De la misma manera y como lo publica Portafolio, el Dane reveló crecimientos superiores al 20% tanto en exportaciones e importaciones entre enero y noviembre del 2010.
Para los expertos, en parte se debe a que en enero las personas se concentran en gastos de educación, después de haber asumido gastos elevados los últimos meses del año anterior. El impacto negativo generado por la pérdida de numerosos puestos de trabajo como consecuencia del invierno pasado, sigue teniendo un efecto negativo sobre las perspectivas de los consumidores.
Desde marzo de 2010, según Fedesarrollo, no se observaban niveles tan bajos para los índices de Expectativas Económicas y de Confianza del Consumidor IEC e ICE, respectivamente. Hay que sumar que los empresarios no son optimistas sobre el futuro de la economía. Seis meses atrás, cerca del 60% de las personas pensaba que la situación podría mejorar, mientras al cierre del 2010 esta proporción se redujo al 46%.
Según la firma Patrimonio Consulting Services, los colombianos gastan más de lo que tienen, hacen inversiones sin haber antes saneado las deudas o planificado los gastos del año. Es entonces, cuando llegan las épocas de vacas flacas y esos malos manejos salen a relucir y las finanzas familiares empiezan a tambalear. Así lo publica Semana.
Las personas pueden ser muy irracionales a la hora de consumir. Para Dan Ariely, las compañías tienen estrategias de mercadeo muy claras para aprovechar las inconsistencias y el dos por uno es un ejemplo clásico. También lo es comprar una cosa que no se necesita solo por el simple hecho de que su precio esté rebajado. Gastar sin evaluar racionalmente el impacto de ese comportamiento generará en el futuro adicción al gasto.
Según la firma, el 85% de los colombianos no tiene un plan financiero integral y eso los lleva a desorientarse y perder el norte. Siempre debe haber un ahorro para afrontar situaciones imprevistas. Sin un plan financiero, las personas no tienen objetivos claros ni mucho menos un programa para lograrlos en el tiempo. Se recomienda colocarle nombre propio a esos objetivos.
Cuando las cosas marchan bien y los gastos de la familia son menores a los ingresos, la situación financiera es muy positiva. Es recomendable, sin importar el nivel de riqueza que se tenga revisar las finanzas cada tres meses. Las personas deben analizar los riesgos que se pueden correr.