Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
La ministra Clara López, la columnista Flora Perdomo y la consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, Martha Ordóñez, hablaron sobre el papel de la mujer en el posconflicto y cómo se están derribando las barreras en cuanto a la brecha de género.
La autonomía económica de las mujeres, la erradicación de todos los tipos de violencia contra las mismas, la inclusión y participación de las mujeres en la vida política, y la equidad de género como elemento inmerso en el proceso de paz en Colombia, fueron algunos de los temas centrales del Primer Encuentro Iberoamericano Equidad de Género para el Desarrollo y la Paz que se desarrolló el pasado 8 de septiembre.
La discusión, en la que intervinieron figuras como la presidenta de la Corte Constitucional, María Victoria Calle; la congresista del partido Alianza Verde, Ángela María Robledo; la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, y la ministra del Trabajo, Clara López, entre otras, abordó temas que conducían al cierre de ciclos de violencia de género, a partir del fomento de la equidad laboral para reducir brechas salariales y conceptuales, fomentar la autonomía económica de las mujeres, potenciar la igualdad y la no discriminación por razones de género, y propiciar mayores oportunidades laborales para hombres y mujeres.
Y es que, pese a los avances de género y el papel preponderante de la mujer en muchos sectores (políticos, sociales, culturales y económicos), algunas cifras son preocupantes:cada tres días una mujer muere en Colombia por cuenta de su pareja o ex pareja, según estadísticas de Medicina Legal; las mujeres en el país ganan 28% menos que los hombres; el porcentaje de participación política femenina en el Congreso de la República, nunca ha superado el 15%; más de la mitad de las víctimas del conflicto armado, son mujeres. De igual manera, en 2015, según el DANE, mientras el desempleo de los hombres llegó a 6,7%, en las mujeres alcanzó 11,8%, por citar solo algunas cifras.
Al cierre del panel de los ministros y ministras de trabajo iberoamericanos, estos firmaron un pacto de voluntades que propenderá, entre otros aspectos, por el empoderamiento económico de las mujeres, la erradicación de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas, la plena participación de las mujeres en la vida política, en todos los ámbitos y niveles, y la incorporación y sensibilización de los temas de género en el marco de la nueva etapa que inicia Colombia del posconflicto.
Martha Ordóñez, consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, destaca la participación de la mujer en el acuerdo de paz con las FARC y asegura que el género femenino tuvo participación activa: «Sin la integración de las mujeres a la mesa de La Habana, ni la instalación de la Subcomisión de Género, los acuerdos hubieran quedado ‘mochos’ por el lado de las víctimas y de los derechos de las mujeres», dice.
Para Ordoñez, el sólo hecho de haber sido partícipes, «ya nos da ese estatus de representación que tanta falta nos hace en la sociedad, además de que se trata del primer proceso de paz en el mundo que tiene en cuenta la voz femenina en lo acordado».
«Lo anterior se ve reflejado en que la canciller María Ángela Holguín estuvo a la par de Humberto de la Calle, Sergio Jaramillo, Frank Pearl y los demás plenipotenciarios, y en la propia estructuración de la Subcomisión de Género, vital para los temas de víctimas y de la Comisión de la Verdad», asegura.
Por su parte, la columnista Flora Perdomo expresa que los diálogos de paz fueron fundamentales para el futuro de la paz en nuestro país: «Por supuesto, para los propósitos de la mujer colombiana que tiene claro que los acuerdos alcanzados con las FARC, son una oportunidad de oro para lograr la equidad de género que tanto venimos luchando».
Para ella es claro que la inclusión de un enfoque de género, en un proceso de paz como este, no tiene antecedentes en el mundo y busca fundamentalmente crear condiciones para que mujeres, y personas con identidad sexual diversa, puedan acceder en igualdad de condiciones a los beneficios de vivir en un país sin conflicto armado.
«Los negociadores que se sentaron a definir los propósitos de paz para Colombia siempre han tenido claro que las transformaciones que necesita el país para construir la paz, no podrán ser posibles sin una sociedad que reconozca y respete las diferencias y en donde queden en el pasado las estigmatizaciones y discriminaciones en razón del género», dice.
Finalmente, la Ministra López dice que “este es el nombre de la paz, paz con empleo, paz con equidad de género, paz con prioridad para las víctimas y desde luego, una esperanza de oportunidades para nuestros jóvenes, es lo que está reclamando Colombia porque es el verdadero nombre de la paz, que se escribe todos los días en entidades como el Sena, con gran impulso para la formación para el trabajo y desde luego, lo que se hace desde la Unidad de Organizaciones Solidarias”.
López resalta que 1.200 mujeres víctimas del conflicto armado y vulnerables del Putumayo, Guaviare y Vaupés, se benefician actualmente del programa Casa Social de la Mujer, proyecto que abarcará la instalación de 25 casas con capacidad para 350 mujeres cada una. Posteriormente se implementarán en Chocó, Guajira, Cundinamarca, Antioquia, Tolima, Amazonas y la zona cafetera, con una cobertura total de más de 8.000 mujeres.
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