El indicador de capital neto de trabajo demuestra la capacidad y liquidez que tiene la entidad para cubrir sus obligaciones a corto plazo. Del estudio de esta razón financiera se obtiene el resultado de la gestión de la administración sobre los pasivos y activos corrientes de la entidad.
El indicador de capital neto de trabajo demuestra la capacidad y liquidez que tiene la entidad para cubrir sus obligaciones a corto plazo. Del estudio de esta razón financiera se obtiene el resultado de la gestión de la administración sobre los pasivos y activos corrientes de la entidad.
El estado de situación financiera es una gran fuente de información, porque permite vislumbrar la estructura financiera de la entidad. A través de este estado los usuarios se enteran de los rubros concernientes a los pasivos, activos y patrimonio de la entidad, y también conocen situaciones relacionadas con:
La administración juega un papel importante en la gestión de los recursos de la entidad, ya que esta tiene injerencia en toda la operación. Esta es responsable de la elaboración de las estrategias a las que se encaminará la organización, asignación de recursos, decisiones de cambios y mejoras en procesos; incluso, es responsable de la emisión de información financiera por parte de la entidad.
De conformidad con lo mencionado, se hace necesario que los administradores tengan un basto conocimiento de las situaciones que acarrearía a la entidad generar cambios en los activos y pasivos, así como también se requiere que conozcan indicadores financieros que revelan la situación económica de la entidad, con el fin de que puedan tomar las decisiones más acertadas que no pongan en riesgo a los inversionistas y demás usuarios de la información.
Una buena herramienta para que los administradores revisen la situación de la entidad son los indicadores de liquidez. Estos hacen parte del análisis financiero que debe hacerse con relación a la información alojada en el estado de situación financiera y evalúan la capacidad que tiene la entidad de saldar sus pasivos de corto plazo, es decir, la liquidez o solvencia con la que cuenta para pagar sus obligaciones; entre estos indicadores se encuentra el de liquidez corriente, la prueba ácida y el capital de trabajo neto. Este último será objeto de estudio de este editorial.
El objetivo de la administración financiera a corto plazo es gestionar cada uno de los activos corrientes que se utilizan en el giro ordinario de las operaciones de la entidad. En relación con esto, el capital de trabajo se define como el conjunto de recursos que requiere la entidad para desarrollar su operación y cumplir los objetivos estratégicos.
Ahora bien, el capital de trabajo neto vendría a ser el excedente que le queda a la entidad luego de cubrir los pasivos corrientes con los activos corrientes; este es un indicador financiero que puede presentarse en forma negativa o positiva, y muestra la eficiencia con la que opera la administración de la entidad. Teniendo en cuenta todo esto, la organización debe definir su activo y pasivo corriente, y con base en estos elementos se debe realizar el cálculo del indicador de capital de trabajo neto para medir sus resultados.
El pasivo corriente representa la financiación que ha adquirido la entidad a corto plazo, es decir, las obligaciones que debe cancelar o pagar antes de un año. Por su parte, el activo corriente representa los recursos con los que cuenta la entidad o los derechos que tiene sobre algún bien o servicio que podrá convertir en efectivo en menos de un año.
Existen diferentes partidas que pueden ubicarse como corrientes o no corrientes. Tal es el caso de las cuentas por pagar y cobrar, con las cuales se tendrá que evaluar el plazo acordado para su pago o recaudo, y de esta manera definir su clasificación.
Generalmente, en el pasivo corriente se encuentran los proveedores y las obligaciones laborales y financieras a corto plazo; en el caso del activo corriente se encuentran partidas como las cuentas por cobrar a corto plazo, los inventarios, efectivo y equivalentes, entre otras. La conversión de los activos corrientes se da, por ejemplo, cuando el inventario es vendido y pasa a ser una cuenta por cobrar que posteriormente se recauda como efectivo o equivalentes de efectivo.
El movimiento en activos y pasivos genera un impacto en la rentabilidad de la empresa, dado que estos dependen de la relación de los costos y los ingresos que se efectúen por la utilización de los activos de la compañía. Por tanto, tener un indicador de capital de trabajo negativo o muy cercano a cero puede incrementar el nivel de riesgo de que la compañía sea incapaz de pagar sus obligaciones o que se encuentre insolvente para realizar su objeto social u aprovechar oportunidades de negocio. En otras palabras, cuanto mayor sea el capital de trabajo neto, se entiende que la entidad está en mejores condiciones para operar y asumir nuevas obligaciones.