Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Colombia necesita un cambio de cultura para apostarle al teletrabajo – Herlaynne Segura


Colombia es uno de los pocos países en Iberoamérica que cuenta con regulación y voluntad gubernamental para que el teletrabajo sea incorporado. Sin embargo, la cultura de la presencialidad ha sido una de las principales dificultades para que sea asumido en los diferentes ámbitos.

Hace un par de años me pidieron que investigara el tema de certificación internacional en competencias para el teletrabajo. Procedí a entrevistar a quienes me habían inspirado a seguir esta ruta que se ha convertido en mi apuesta de vida laboral: mis profesoras de maestría, una en España y otras dos en Argentina. Las tres coincidieron en que ya no investigaban el teletrabajo, hasta el punto que no querían que se los mencionara, no por molestia, sino por cansancio.

Luego de este ‘portazo’, empecé a indagar a los autores internacionales que eran referentes en el tema. Algunos de ellos solo respondieron: “Ya no lo investigo”.

La desazón era enorme porque, no sólo estaba teniendo dificultades para cumplir con la tarea encomendada, sino que estaba cuestionando la decisión de ser teletrabajadora.

Tras insistir con Esther Schiavo, socióloga y arquitecta argentina, ratifiqué que el teletrabajo requiere un cambio de paradigma frente a la presencialidad, y a esto precisamente se referían las profesoras consultadas. Aun así no me parecía argumento suficiente para abandonarlo. Esther fue contundente al afirmar: “Se necesita un cambio de cultura enorme para que el teletrabajo se instale. Aunque haya la tecnología y los gobiernos lo estén planteando como una alternativa incluyente y con ventajas, la cultura de la presencialidad no se modifica de la noche a la mañana”.

Colombia es un país reconocido en el ámbito iberoamericano como uno de los que tiene mayores garantías para incorporar el teletrabajo: Ley 1221 del 2008; Decreto 884 del 2012, la Comisión Asesora del Teletrabajo y, además, el Gobierno han firmado pactos por el teletrabajo en la principales ciudades del país.

Realidad de la apuesta

El camino que ha seguido el teletrabajo no ha sido fácil, porque el discurso aún está en una fase superficial. Si bien, el término se ha ido incorporando en el imaginario colectivo, aún falta apropiación y unificación de criterios para que se identifique esta modalidad laboral de manera natural en los diferentes ámbitos.

En muchos casos, la resistencia del entorno en el que se encuentra el teletrabajador lleva al fracaso. La familia que no está acostumbrada a tener a ese miembro en casa toda la jornada; los compañeros que reclaman su presencia física; el jefe, que aunque aceptó ante su superior la modalidad, aún siente que si no tiene al subalterno en frente, no puede obtener los resultados propuestos; y muchas veces el mismo teletrabajador que se enfrenta a configurar una identidad frente a la empresa, a su hogar y a sus vecinos.

No son aspectos fáciles de modificar. Sin embargo, creo que Colombia tiene un buen terreno abonado para empezar a asumir el teletrabajo como algo normal, ya que tiene el sustento legal y político. El desafío está en conocer más del tema, incorporarlo y mantener la constancia en el proceso para que todos los agentes involucrados se apropien de él y se convierta en parte de la cotidianidad.

Herlaynne Segura J.

Herlaynne Segura
Líder Ciberperiodistas.com Comunicadora Social - Periodista (Universidad de Antioquia: Medellín, Colombia) Máster en Comunicación Digital (Universidad de Vic: Barcelona, España) Magíster en Sociedad de la Información y el Conocimiento (Universidad Oberta de Cataluña: Barcelona, España) Docente universitaria Autora de artículos e investigaciones relacionadas con el periodismo digital y el teletrabajo Twitter: @hersysegura Perfil en LinkedIn
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