Aplicar los lineamientos de la contabilidad ambiental genera beneficios económicos a las entidades: evitan sanciones, tienen exenciones fiscales y propende la generación de nuevas oportunidades de trabajo. La contabilidad ambiental avanza en esto, y ya es tiempo que las empresas también.
Aplicar los lineamientos de la contabilidad ambiental genera beneficios económicos a las entidades: evitan sanciones, tienen exenciones fiscales y propende la generación de nuevas oportunidades de trabajo. La contabilidad ambiental avanza en esto, y ya es tiempo que las empresas también.
Según la tesis de grado titulada: Relación de la contabilidad ambiental y las normas internacionales de información financiera: mini revisión de literatura, de María Camila Zabala Luna, quien cita diversos autores que han escrito al respecto de la contabilidad ambiental, se percibe que esta rama tiene el propósito de proveer información sobre el impacto financiero de aspectos medioambientales a través de las cuentas anuales auditadas. A su vez, incluye información específica en aspectos financieros de la actuación medioambiental de la empresa, en relación con activos, pasivos, capital, gastos, ingresos e inversiones medioambientales.
Zabala Luna, a través de varios autores, cita tres momentos en los que se desarrolla la contabilidad ambiental:
Como lo publica www.cerembs.co, uno de los grandes inconvenientes que presenta una empresa cuando debe incluir el cuidado del medioambiente dentro de sus pronósticos y presupuestos, es que, probablemente, no pueda hacer frente a la nueva inversión sin tener que subir los precios de sus productos o reducir el beneficio; algo que afectaría a los accionistas y asociados de grandes empresas.
Otro inconveniente es que, con el aumento de las regulaciones en este ámbito, la empresa vive una contradicción a la hora de gestionar recursos. Por un lado, si no tiene en cuenta el desarrollo sostenible, la empresa tendrá que hacer frente a diversas sanciones que le puedan ser aplicadas por los organismos de inspección y vigilancia. Por otro lado, la inversión en un crecimiento sostenible supone un desembolso que variará en función del sector en el que se encuadre y el tamaño de la corporación. No siempre conlleva una minimización de recursos a corto plazo.
Lo anterior quiere decir, en definitiva, que, si la empresa no invierte en cuidar el planeta, tendrá alguna sanción por parte de las instituciones. Por otro lado, para evitar las sanciones y crear un crecimiento sostenible, deberá realizar una inversión mayor a corto plazo.
Invertir en crecimiento sostenible es una decisión muy recomendable para toda empresa. En un principio, los administradores de las empresas pueden ver con cierto reparo el hecho de aumentar el gasto en innovación, ya que supone desembolsar más dinero de forma inmediata. Sin embargo, por otro lado, también es palpable el hecho de que[pq]invertir en medioambiente genera numerosos beneficios a largo plazo, sobre todo, si la inversión está orientada al desarrollo de tecnología e innovación que ayude a su preservación, y optimización de sus recursos naturales.
Además de ser una buena estrategia de mercadeo (puesto que la empresa puede ofrecer a sus clientes el buen uso que hacen de los recursos naturales), también tiene beneficios económicos en forma de ahorro, de exenciones fiscales y de aumento de oportunidades de trabajo.
Apostar por ser una empresa sostenible no solo es un beneficio para el medioambiente, también supone un beneficio económico a largo plazo para las empresas, al ahorrar en costos y abrirse a nuevos mercados. En conclusión, cuidar del planeta es la mejor labor que una empresa puede ofrecer: además de generar beneficios, que es el objetivo de todas las compañías, decidirse por la innovación y por el respeto al medioambiente es una de las mejores inversiones que estas pueden hacer.